Un pensamiento devocional

viernes, 3 de junio de 2011

Un pensamiento devocional...

Jehová cumplirá Su propósito en mí” -Salmo 138:8.
    Juan Buyán, vivió en Inglaterra en el siglo XVII, durante el reinado del malvado y abusivo, el rey Carlos I. Durante ese tiempo, la Iglesia de Inglaterra (llamada más tarde la Iglesia Anglicana)  era la iglesia oficial de la nación, la cual ejercía poder absoluto sobre los ciudadano. El clero de la Iglesia ejercía poderes absolutos sobre el pueblo. Por ejemplo, el sacerdote de la localidad donde vivía Juan Buyán, decidió cancelar el servicio eclesiástico del domingo, y se fue del pueblo para demostrar su autoridad. La gente del pueblo, se puso furiosa y como venganza, bautizaron una oveja y la pusieron en el altar de la iglesia para que les predicara el sermón de la mañana.
     A pesar de todo, y como en todas las épocas, siempre quedó un remanente fiel, amadores de Dios y de Su Verdad. Este remanente comenzó a apartarse de la Iglesia de Inglaterra para reunirse en las casa a buscar a Dios. Los líderes de la Iglesia comenzaron a perseguirlos, llamándoles “los inconformes” y excomulgándolos de la Iglesia de Inglaterra, la única iglesia aceptada en la nación.
     Juan Buyán, había quedado huérfano a los 15 años, y desde ese momento se había dedicado hacer trabajos de herrería a domicilio. Por su condición social y económica, Juan Buyán no tuvo  mucha educación formal. Juan encontró a Jesús en una de esa reuniones en las casas de “los inconformes”, y se llenó de pasión por Jesús y por Su Reino; tanto así, que se convirtió en un predicador ambulante. Los “eruditos” de la iglesia, se burlaban y perseguían a ese tipo de predicadores: “los no educados”, acusándoles de herejes. Uno de esos “eruditos” de la iglesia, lo era el propio suegro de Juan Buyán. ¿Pueden imaginarse las presiones que Juan tuvo que soportar?
    Pero a pesar de todo, Juan Buyan siguió predicando a Jesús con pasión y perseverancia. El 12 de noviembre de 1660, mientras llevaba a cabo una reunión de oración con un grupo de nuevo convertidos, las autoridades eclesiásticas arrestaron a Juan Buyan, acusándolo de hereje. El suegro de Juan le prometió ayudarlo a salir de la cárcel, si le prometía no volver a predicar y se dedicaba de nuevo al trabajo de herrero. Juan se encontraba en una situación desesperada: su primera esposa había muerto, dejándolo al cuidado de cuatro niños, la mayor de los cuales era ciega. Se había casado por segunda vez con la hija del “erudito” de la iglesia y ésta estaba embarazada en el momento de su encarcelamiento. A pesar de la presión de la ley, de la iglesia y de la familia, Juan no se retractó de su fe.
     Por meses, su esposa se dedicó a viajar a Londres, utilizando los escasos recursos que tenía, para solicitar la excarcelación de su esposo. En uno de esos viajes, se encontró con un juez que le prometió ayudarla si convencía a Juan de no volver a predicar. Pero ella con seguridad le contestó:
- “Mi Señor, Juan Buyán predicará mientras pueda hablar”.
    Juan Buyán estuvo preso por 12 largos años, hasta que murió a la edad  de 60 años. Aunque la Iglesia de Inglaterra y el rey, apresaron a Juan Buyan, no pudieron silenciarlo. Al morir habían escrito y publicado clandestinamente seis libros que fueron ampliamente difundidos por toda Inglaterra y el mundo. El más conocido de todos ellos lo es “El progreso del peregrino”, en el cual detalla el largo camino de un creyente hasta la salvación. Ese hombre que apenas sabía leer y escribir, logró escribir un libro que se convirtió en un clásico dentro de la literatura cristiana de todos los tiempos. Ese es quizás, el segundo libro religioso más traducido y leído en el mundo, después de la Biblia. Ciertamente, Juan Buyán demostró que amaba a Jesús con todo su corazón y todas sus fuerzas; y que no se avergonzaba ni de su Señor ni del Evangelio. ¿Y tú?
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

jueves, 2 de junio de 2011

Un pensamiento devocional...

Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán a tu santo monte”-Salmo 43:3.  Estudiemos- Hebreos 12:18-29; Isaías 6:1-13
     A veces, leemos el Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia, o cualquier otro libro de la Biblia, como si fuera una novela de CorínTellado. Pero la realidad es que las revelaciones divinas en su monte, no son “un pellizco de un manco” para aquel que las recibe.  
     El escritor de las carta a los Hebreos, nos relata lo sucedido en los cuarenta días de revelación de Dios a Moisés. Moisés tuvo que ir al monte solo, Josué lo acompañó hasta el pie de la montaña, pero le fue prohibido subir más. Las experiencias en el monte de Dios se tienen que pasar a solas. Una nube espesa cubría el monte; se veían rayos y luces, se oían truenos y voces…
      Fue tanta la majestad y la gloria de aquella revelación que el pueblo se cubrían los ojos y los oídos; y no querían acercarse al monte por temor a morir… Fue tanta la majestad, el peso y la gloria de aquella revelación que el pueblo pensó que Moisés había muerto; y cuando volvió al campamento tuvo que tapar su rostro porque el pueblo no podía tolerar el resplandor de su rostro. Sí, la revelación de Dios a Moisés fue extraordinaria; para poder recibirla Moisés tuvo que pagar un alto precio, también; tuvo que morir a sí mismo, a su carne, a su criterio, a su voluntad y aun a la debilidad de su longevo cuerpo.
     Aunque el precio de recibir la revelación fue alto, la recompensa de ella también fue bien grande. La gloria de esa revelación le dio tal fuerza al anciano Moisés, que por otros cuarenta años, fue capaz de conducir al pueblo por el desierto, gobernándoles con sabiduría y poder. Cuando leas el Pentateuco, o leas los escritos del apóstol Juan, léelos con agradecimiento, sabiendo que tanto Moisés como Juan, tuvieron que renunciar a todo con tal de subir al monte a ver lo que ojo no vio ni oído oyó para dejarlo escrito en libros, para que nosotros pudiéramos conocer el amor de Dios en Cristo. Juan describe el impacto de la gloria de Dios en su carne al decir: “…cuando le vi, caí como muerto a sus pies…- Ap. 1:17.
    ¿Quién puede ver a Dios y no quemarse con su gloria y esplendor? ¡Nadie!. Esa fue la misma experiencia que tuvo el profeta Isaías… En el capítulo 6 de su libro, Isaías relata su experiencia de monte con la gloria de Dios. Dice que un día, mientras se encontraba en el templo, entristecido por la muerte de su rey Uzías (un rey bueno, que había beneficiado mucho al pueblo), tuvo una visión de Dios, su trono y de la adoración celestial. La reacción de Isaías fue semejante a la reacción de Moisés y de Juan:
-“Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy hombre muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”.
    Aunque el libro de Isaías no lo dice, el precio que el profeta tuvo que pagar por ese llamado fue también extraordinario; la tradición judía dice que murió aserrado- He. 11:37.
    Algunos enseñan que como ya Jesús pagó todo el precio en la cruz del Calvario, es muy sencillo ver la gloria de Dios y no hay nada que pagar… Bueno, yo no sé, pero a mí me parece que al precio que la Escritura se refiere, y Jesús se refería (al decir: “Toma tu cruz y sígueme”) es a la muerte a la carne, a los deseos de ser estrella en el firmamento cristiano, de brillar por nuestra propia cuanta; porque al Monte de Dios se entra solo y desnudo – sin títulos, sin organizaciones religiosas, sin liturgia, apariencias, mentiras, programas, espectáculo, conciertos... ¡Ups! Y cuando quitamos todas esas cosas… ¿qué nos queda?
    A mí me parece que todo aquel que ve al Señor en Su trono alto y exaltado, no tiene otra cosa que hacer que reconocer que es demasiado pequeño y vulnerable, pecador y débil para toda esa gloria y majestad… Que aunque veamos al Padre a través de Jesucristo, con todo… la visión del Cristo glorificado es extrema:
Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candelabros de oro; y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la blanca lana, como la nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas, yo soy el primero y el último,”- Apocalipsis 1:12-17
    ¡Hoy es un buen día para pedirle al Señor que nos suba al “monte de la revelación” aunque el precio a pagar sea alto; aunque al verlo caigamos como muertos al suelo, aunque cuando bajemos tengamos que cubrirnos el nuestro rostro delante de todos aquellos que no entiendan ni quieren entender! Me parece que hoy es un buen día para orar: “¡Señor, yo quiero ver tu gloria cueste lo que cueste!”
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

miércoles, 1 de junio de 2011

Un pensamiento devocional...

 Todos los que quieran vivir piadosamente… sufrirán persecución”- 2 Timoteo 3:12- Estudiemos- 2 Timoteo 3:1 al 4:8                                                
     Actualmente, el cristianismo es la religión más perseguida del mundo. Estamos llegando al tiempo profetizado por Jesús, tiempos en los que "la fe costará la vida". Corea del Norte continúa siendo el país más peligroso para los creyentes en Jesucristo. El crecimiento del fundamentalismo musulmán en el mundo hace la vida más insegura para los cristianos que viven en estos países, especialmente en Nigeria, África. La libertad de religión es violada a diario en el mundo. Por lo menos, 200 millones de cristianos alrededor del mundo sufren interrogatorios, arrestos, y muerte por causa de su fe en Cristo, eso sin tomar en cuenta a otros grupos que van de 200 a 400 millones que padecen discriminación y enajenación- Tomado de Open Doors International Armado: Iglesia en Marcha .net.
     Por ejemplo, en China existe un grupo cristiano clandestino llamado “Tres grados de sirvientes”, con un número estimado de más de medio millón de seguidores. El líder de la agrupación, Xu Shuangfu, fue acusado de “trabajo misionero ilegal y organización de actividades de culto perverso”. Después de un corto e injusto juicio, Xu Shuangfu fue sentenciado a más de diez años de reclutamiento en un campo de trabajo forzado. Pero más tarde en abril de 2004, la Administración de Justicia de la provincia de Heilongjiang acusó a Xu Shuangfu, Li Maoxing y otras personas de estar involucradas en el asesinato de 20 miembros de la denominación “Luces de oriente”, así como de fraude y otros crímenes. Más de diez abogados de Beijing y las provincias de Shandong y Heilongjiang intentaron en vano defender a las víctimas. En marzo del 2005 el juicio concluyó con sentencias de muerte para todos. Varias víctimas revelaron haber sido interrogadas con torturas inhumanas. A fines de noviembre los líderes de la iglesia clandestina china fueron ejecutados en secreto a fines de bajo el cargo de asesinato, sin que sus familiares y amigos tuvieran ni siquiera acceso al cuerpo de su amado.
¿Amarás a Jesucristo tanto como para pagar precio de muerte por confesarlo?
    Éstos son algunos de países del mundo donde la Iglesia de Jesucristo ha sido reprimida y perseguida: Corea del Norte, Arabia Saudita, Laos, Vietnam del Norte, Irán, Turkmenistán, Islas Maldivas, Bhután, Myanmar (Birmania), China, Somalia, Pakistán, Afganistán, Islas Comores, Sudán, Uzbekistán, Yemen, Eritrea,  Egipto, Azerbaiján, Nigeria (norte), Libia, Marruecos, Cuba, Brunei, Qatar, Túnez, Rusia (regiones musulmanas), Tayikistán, Irak, India, Sri Lanka, Djibouti, Indonesia, Argelia, Nepal, Turquía, Mauritania, Emiratos Árabes Unidos, Kurdistán, Omán, Kuwait, Belarús (Bielorrusia); Jordania, Bangladesh, Siria. 
Hoy es un buen día para levantarse a orar por los cristianos perseguidos en el mundo
Por: Griselle M. Trujillo  gtrujillo913@gmail.com

martes, 31 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

 “…así que nosotros, siendo muchos somos un cuerpo en Cristo”- Romanos 12:5. Estudiemos- Mateo 16:13-19
    El otro día estaba en una tienda, y dos cajeras estaban hablando acerca de sus relaciones con la Iglesia. Una de ellas decía:
- “Yo voy a la iglesia todos los domingos y los miércoles. Llego cuando ya la reunión ha comenzado y me voy antes que el pastor despida. No quiero involucrarme con los chismes de la congregación”.
    La otra cajera asentía a lo que su compañera decía, expresando ideas similares. Estas dos “hermanas en la fe” no han entendido lo que es la Iglesia. Ellas estaban hablando de tener una relación “religiosa” con Jesucristo y  su Iglesia; no de serIglesia”.
    El principio es este: Ninguna persona puede pertenecer a la Iglesia, al “Cuerpo de Cristo”, sin ser parte de éste. El primero en usar el término “iglesia” en los Evangelios fue el propio Jesús en Mateo 16:13-19. En ese pasaje Jesús establece el fundamento de la Iglesia. Jesús pregunta a sus discípulos lo que los hombres decían acerca de quién Él era. Los discípulos le contestan, que unos pensaban que él era Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o alguno de los profetas. Entonces, como siempre, Jesús confronta a sus discípulos, y nos confronta a nosotros hoy, con la pregunta de los 64,000 chavitos:
- “Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy Yo?”-Biblia de Lenguaje Sencillo. 
     El sanguíneo Pedro, contesta rápidamente, lo que el Espíritu Santo le reveló, pero lo que todavía no entendía en su totalidad:
- “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente”.
     Entonces, Jesús aprovecha esa revelación del Espíritu Santo para revelarles a sus discípulos lo que iba a suceder. Parafrasearé la conversación para que la entendamos.
  Jesús les dice:
- “Eso que acabas de decir, no provino de tu entendimiento, ni de tu conocimiento. Sino que el Espíritu Santo, que está en ti, te lo reveló, lo dijo a través de ti. Yo te digo, que cuando tú comprendas lo que eso implica, serás mudado en un nuevo ser humano. Ya no serán un Simón (una paja que es fácilmente movida por el viento) sino que serás un Pedro (una piedra inconmovible). Y sobre esta verdad que has dicho, sobre la verdad de que Yo soy el Cristo, el Hijo del Dios Viviente, voy a levantar mi Iglesia. Y esa Iglesia, la iglesia que entienda quién Soy y lo que ellos son en mí, será tan poderosa que ni siquiera las puertas del infierno podrán permanecer cerradas, cuando ella les ordenen que se abran y le den las almas. A esa gente, a los que creen que Yo soy, les  voy a dar las llaves del Reino, ellos podrán establecer mi Reino en la creación. Y tendrán poder gubernamental representativo. Serán como José en Egipto, serán el segundo en mando. Todo lo entiendan que ha sido atado o desatado en el plan eterno del cielo; y decidan desatar o atar aquí en la tierra, les será hecho”.
     La Iglesia no es un almacén, no es un club social, no es un centro de entretenimiento, ni es un lugar religioso; la Iglesia es la reunión de los hijos y las hijas de Dios que se levantan a legislar para sacar al usurpador de los territorios del Padre; para luego establecer el Reino, el gobierno del Padre. El término Iglesia viene del término griego “Ekklêsia”; es un término gubernamental y se refiere a  una congregación, un grupo de gente llamados a congregarse para legislar acerca de los asuntos de un estado libre.
     Pidámosle al Espíritu Santo que nos revele lo que es el Reino y la Iglesia.
Por: Griselle M. Trujillo  gtrujillo913@gmail.com

lunes, 30 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

Con mi mano fuerte he de reinar” – Ezequiel 20:33; Lucas 2:22-38
     Todos conocemos los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Ese día el mundo entero pareció paralizarse… Tanto en los Estados Unidos, como en las primeras planas de los periódicos más importantes del resto mundo, no se trataba otro tema que no fuera ese funesto ataque terrorista. Pero si nosotros somos objetivos, tenemos que ver los sucesos de ese día desde otro punto de vista: ¿Sería cierto que ese ataque terrorista lo único importante y de trascendente que sucedió ese día en el mundo? ¡No! ese día pasaron otras muchas cosas en el mundo que fueron igualmente importantes y buenas, pero el mundo decidió centrarse en la desgracia.
     Ese día, como los otros días que la humanidad ha vivido desde el mismo momento de la creación, la mano providente de Dios estuvo activa, desarrollando su plan y su propósito para el hombre y la creación; llevando a la humanidad y a la creación a libertad. Ese día nacieron miles de niños que trajeron en su DNA sueños extraordinarios de Dios; nacieron libertadores, gobernadores, estadistas, científicos, apóstoles, evangelistas, profetas, pastores, maestros, servidores de las mesas, levitas de adoración, administradores, atalayas, guerreros, etc. Pero a nadie le pareció importante…
      Aunque todavía no podemos ver el fruto de los nacidos ese 11 de septiembre de año 2001, sí podemos ver el principio aplicado en otros tiempos en la historia del mundo. Por ejemplo, en el 1809 todos los ojos del mundo estaban depositados en una sola cosa: el arrollador avance de Napoleón por los poblados y las villas europeas. A nadie le pareció importarte otra cosa. Aquel hombre y aquellas batallas se convirtieron el foco de Europa y del mundo. Todo indicaba que Napoleón tomaría el mundo. Todos se olvidaron que la mano providente de Dios estaba tejiendo sueños, planificando victorias, trayendo al mundo científicos, maestros,  poetas, escritores, presidente, hombres y mujeres de bien... Se olvidaron de que a pesar de la arrogancia napoleónica, Dios seguía siendo el Soberano del cielo y de la tierra.  
     En ese año nació Liverpool, Escocia, Guillermo Gladstone, quien llegó a ser Primer Ministro de Inglaterra. En ese año, también nació Sir Alfred Tension, uno de los poetas del Romanticismo inglés más importantes de su tiempo. Ese año vio la luz por primera vez, Oliver Wendell Colmes, en Cambridge Massachussets; famoso doctor en medicina, profesor de anatomía y poeta. En ese año Edgar Alan Poe, comenzó su breve y trágica vida. Ese año nació en Inglaterra Charles Darwin, famoso por su teoría de la evolución. Los ojos del famoso político y filántropo Robert Charles Winthrop se abrieron a la vida por primera vez en ese año. Y en una rústica cabaña en el condado de Hardin, Kentuck,y, nació Abraham Lincoln, quien fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos.
      ¿Qué debemos aprender de todo esto? Yo quiero instarles a que sean hombres y mujeres que vivan con los ojos del espíritu abiertos a las posibilidades de milagros y prodigios que la mano providente de Dios pueda hacer en ustedes y alrededor de ustedes hoy. Quiero decirles que nunca más vean el nacimiento de un niño con indiferencia sino que indaguen el Espíritu de Dios sus sueños para él. Quiero instarle a que sean como Simeón y Ana, los dos ancianos que vieron a aquel niño de ocho días de nacido que sus trajeron al templo como el Mesías, el Redentor del mundo – Lucas 2:22-38. Quiero que no menosprecien el día de las pequeñeces… porque todo, todo proceso histórico de gran envergadura comenzó con un paso pequeño en secreto- Zacarías 4:10.
    También quiero instarles a que no se enfoquen en las desgracias sino en la mano providente de Dios. Que hoy vean lo que vean, pase lo que pase se levanten a decir como el apóstol Pablo: “¡No me desalentaré pase lo que pasé porque yo sé que esta leve tribulación momentánea, produce en mí un cada vez más excelente y eterno peso de gloria¡”- 2 Corintios 4:17
Por: Griselle M. Trujillo     gtrujillo913@gmail.com

viernes, 27 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

Ve, porque instrumento escogido es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles y de reyes, y de los hijos de Israel porque yo le mostraré cuánto les es necesario padecer por mi nombre”-Hechos 9:15-16 - Estudiemos- 2 Corintios 6:1-10; 11:22-32
   A veces, leemos la Biblia como si fueran una novela; pero la realidad es que cada escritor de los libros sagrados tuvo que pasar por experiencias de muerte para poder tener el privilegio de recibir la revelación y dejarla escrita en un libro. La mayoría del contenido del Nuevo Testamento fue escrito por el apóstol Pablo. ¡Con cuánta indiferencia leemos sus escritos!
    Con nuestra imaginación de comodidad y de micro honda, pensamos que Pablo se sentó a escribir sus cartas debajo de un árbol, mientras se deleitaba en mirar el firmamento… Pero no fue así… Las cartas más gloriosas de Pablo: Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón, fueron escritas mientras Pablo se encontraba encarcelado en Roma. Algunas de ellas fueron escritas mientras Pablo estaba confinado en una casa con alguna libertad; pero otras fueron escritas mientras Pablo estaba en la celda de más adentro
    Hoy día los presos, viven en modernos edificios con aire acondicionado, en ambientes muy limpios; con televisión, canchas de baloncesto, salas de reunión, hospital y cómodos comedores donde les sirven comida caliente, sabrosa y nutritiva. Por eso, se nos hace muy difícil entender lo que implicaba estar encarcelado en la época de Pablo. Esa sencilla frase, “la celda de más adentro”, implica que Pablo estaba en una celda solitaria, apartado de los demás presos. Usualmente, esa celda era cavada en la tierra debajo de las otras celdas, con frías, oscuras y húmedas paredes y piso de tierra; sin baño ni siquiera letrina. Una escalera de soga se usaba para subir y bajar al preso y la comida era una un duro pedazo de pan y agua. El mal olor a excremento y a orines, era increíble; las cucarachas, los ratones, los piojos, los hongos, la humedad y la oscuridad casi total hacían que la vida del reo fuera una continua tortura.
    Pero fue precisamente en esas epístolas desde la cárcel, en las cuales Pablo escribió los cánticos de adoración más extraordinarios.
Por ejemplo en ellas escribió:
-“… estando persuadido de esto, que él que comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo… ”; “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”; “Pero cuantas cosas eran  para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”; “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”; “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo, ¡Regocijaos!”.
    ¡Qué tremendo testimonio de perseverancia, humildad y valor! La próxima vez que tengas delante de ti alguno de los escritos del apóstol Pablo, léelos con agradecimiento sabiendo que Pablo tuvo que pagar con mucho sufrimiento el privilegio de ser usado por Dios para escribir la mayor parte del Nuevo Testamento.
     Y tú, ¿estás dispuesto a pagar altos precios para cumplir el propósito, el trazo de Dios para tu vida? Hoy es un buen día para agudizar nuestro oído espiritual para oír la voz del Espíritu Santo que sigue preguntando:
-  ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? – Isaías 6:8
     Hoy es un buen día para comprometernos con el Señor respondiéndole:
-  ¡Heme aquí, envíame a mí! Yo iré a reconciliar contigo a la naciones de la tierra, pase, lo que pase; cueste, lo que cueste; pierda, lo que pierda¡
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

jueves, 26 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”-Sal. 27:4. Estudiemos- Apocalipsis 1:1-20; 4:1-11
    Esta madrugada, durante mi periodo de oración, comprendí algunas cosas que quiero compartir con ustedes. El Espíritu Santo me llevó al capítulo 4 de Apocalipsis, el relato del vidente Juan acerca de la adoración celestial. Juan estaba cautivo, por causa del Evangelio, en la desértica y rocosa isla de Patmos-Ap.1:9. Era un anciano de noventa y tantos años, todos los otros discípulos ya habían muerto. Pero él había permanecido vivo, porque Jesús le había prometido que no iba a morir hasta que le viera viniendo en gloria- Mt. 16:28.  ¿Por qué le fue prometido esa extraordinaria revelación a Juan? Bueno, la Biblia no lo dice; pero la Biblia sí dice que aquellos que son diligentes en buscarle, aquellos que anhelan intimidad con él, le encuentran-1 Crónicas 28:9.
    Dios siempre está buscando gente entendida que anhele buscarle- Sal. 14:2; 27:4. Juan demostró que le anhelaba… Cuando Juan apenas era un jovencito, desechó todo lo que tenía, todo lo que la vida le podía ofrecer (compañía de su padre y hermanos, el negocio de la pesca de su padre, la estima de los hombres, el placer, buscar novia y casarse, etc.), por el sencillo placer de recostarse en el pecho de su Creador- Jn. 13:25; Col 1:16.
    Jesús ha prometido que “el que busca, haya; a aquel que llama, se le abrirá y aquel que pide, recibe”- Mt. 7:7. Obviamente, el corazón de Juan estaba anhelante de que Jesucristo le fuese revelado en toda su majestad y gloria; por eso, se le concedió ese privilegio. Si Juan se hubiese muerto antes de tener esa extraordinaria revelación, de todas formas hubiera visto a Jesucristo siendo adorado en toda su Majestad en el cielo; pero nos hubiera dejado sin el conocimiento de esa adoración y gloria. Jesús quería que el ya maduro Juan, escribiera en cartas todo lo que le fue revelado, para conocimiento de la Iglesia. Me imagino a Juan en agonía de espíritu, pidiendo, reclamando aquella revelación… Su corazón palpitaba por una sola cosa:
- “¡Señor, quiero verte venir en toda tu majestad y gloria! Me lo prometiste, estoy aquí en ayuno y oración, separado para ti, para que tú abras mis ojos espirituales para verte. Estoy dispuesto a pagar el precio que sea con tal de verte y de cumplir tu anhelo”.
    Juan vivió anhelando el cumplimiento de la palabra profética que Jesús había pronunciado unos 60 y tantos años; la cual no había regresado al Padre sino que gravitaba alrededor de él hasta el tiempo de su cumplimiento-1 Timoteo 4:12-1; Isaías 55:11.
    Muchas veces estuvo al borde de la muerte, pero en su corazón, Juan se agarraba a la vida diciendo:
- “¡No, no voy a morir!… Él me prometió que lo vería en toda su majestad y gloria antes de morir… ¡Yo quiero verte! ¡No quiero morir sin que se cumpla tu palabra para mí! ¡Ven Amado mío, déjame ver tu gloria!”- Ap. 22:20.
    ¡Oh, mi corazón palpita fuertemente esta madrugada, porque sé que es el diseño, el trazo de Dios para mí y para ti que le veamos alto, exaltado, coronado de gloria y majestad; y yo quiero agarrar esa Palabra y correr con ella hasta que sea cumplida, aquí y ahora en la tierra de los vivientes!
¿Estarías dispuesto a todo con tal de verle? Anhelemos como Juan, ver a Jesucristo en gloria.
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com