Un pensamiento devocional

viernes, 29 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

   Estimada es a los ojos de YHVH la muerte de sus santos…”- Salmo 116:15
   La muerte… Usted me dirá: “¡Ups! Pastora, los cristianos no deben hablar de muerte sino de vida”. Allá usted, no sé… Yo declaro como mi hermano el apóstol Pablo: “Para mí la vida es Cristo y el morir (en Cristo) ganancia.”
    ¿Saben? En el 1975 tuve un proceso de muerte, y desde entonces no le temo a la muerte. Sé que ya ni la muerte ni el sepulcro tiene  victoria o aguijón para mí…
    ¿Saben? Oro por mi vida todos los días… Mientras tenga fuerzas quiero estar verde y fructífera… Hasta el último respiro quiero estar declarando el Nombre de mi Amado al mundo… Pero también todos los días oro por mi partida… Todos los días le pido al Señor, como Él me enseñó a orar: “Guárdame  de mí misma, no me permitas caer en tentación… Líbrame del mal” – Mateo 6:13. Otra de mis oraciones diarias es: “!Oh, Señor no permitas que nada ni nadie me retenga en esta tierra un minute más de lo que Tú has establecido en tu Palabra. Señor yo declare que mis tiempos están en tus manos”.
    ¿Por qué quieres hablar de la muerte hoy, Griselle Trujillo? Porque ayer partió con el Señor, un hombre de Dios, al que he admirado siempre: David Wilkerson. Murió en un “accidente” de transito en una autopista en Texas…
Algunos dirán:
- “¿Un siervo de Dios aplastado por un camión? ¡No! Eso debe de haber sido un castigo… Debió de haber estado en pecado y la mano de Dios lo cortó
    No sé de dónde la Iglesia de Jesucristo ha sacado esa teología de la supervida y la super prosperidad… La verdad es que cuando leemos las Escrituras nos damos cuenta de que Pablo, el apóstol de la gracia en Cristo, le cortaron la cabeza… Vivimos en un mundo caído, y el mal y el sufrimiento nos va a tocar, aunque hagamos declaraciones, aunque pensemos positivamente… La diferencia es que al creyente le acompaña el Señor y todos sus ángeles en esos procesos… ¡Gran diferencia!
   Sí David Wilkerson murió ayer en un accidente de tránsito… tenía 79 años y todavía viajaba por toda la nación predicando… Estaba verde y fructífero… Pero ayer tuvo un accidente y partió con el Señor… David Wilkerson se distinguió por su veracidad y puntualidad proféica… Por ejemplo un mes antes del famoso ataque terrorista a las torres gemelas, él Espíritu Santo le advirtió que suspendiera toda actividad, que congregara a todo aquel que pudiera a orar y a clamar por misericordia porque un grave acontecimiento ocurriría… Y así fue… En enero de este año, el Espíritu Santo volvió a hablarle a David Wilkerson de desastres y él muy obediente, se expuso a la crítica y la burla de un gran sector del cuerpo de Cristo y del mundo, haciéndose obediente hasta la muerte: “Grandes desastres vienen para esta nación; por el pecado. La sangre de los abortados y de los asesinados clama…”. “Profeta del infierno” – dijeron algunos… Bueno me parece que los acontecimientos mundiales han reivindicado a este profeta del Eterno y Santo Dios.  
   Algunos críticos dirán:  “¿Si David Wilkerson era profeta verdadero, por qué no predijo su muerte?” Si David Wilkerson sabía que ese era el día de su muerte o no, no lo sé. La verdad es que Dios no está obligado a decirnos los detalles de nuestra vida, Él es el Soberano, Él gobierna; no nosotros. Pero es muy significativo que en el devocional que escribió para ser publicado en el día de ayer en su página de Internet, escribió:
Cuando paso por el valle de sombra de muerte, me aferro a la palabra: El llanto durará algunas oscuras y terribles noches, pero en medio de esa oscuridad pronto oirá el susurro del Padre: "Yo estoy contigo. En este momento no puedo decirte por qué, pero un día todo tendrá sentido. Verás que todo era parte de mi plan. No fue un accidente. No ha sido un fracaso de tu parte. Agárrate fuerte. Deja que te abrace en esta hora de dolor". Amado, Dios nunca ha dejado de actuar en bondad y amor. Cuando todos los recursos fallan, su amor prevalece. Aférrerate a tu fe. Permanece firme en Su Palabra. No hay otra”.
   Yo no sé si él sabía que aquel día estaría delante del Trono de su Eterno Padre, pero sí estoy segura que David Wilkerson sabía que aquel camión fue parte del trazo, del diseño para su vida.   Y estuvo seguro hasta el último momento que el Señor y Su ángeles estarían con él aun cuando estuviera pasando por el valle de la sombra y de la muerte…   ¿Y tú puedes creer que nada es un accidente en tu vida sino parte de un trazo, de un diseño del Eterno Soberano Dios para tu vida?
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

jueves, 28 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”-  Colosenses 3:15
¿Sabes quién fue Rudyard Kipling? Fue un escritor inglés nacido en Bombay, India en el 1865 (murió en el 1936). Escribía cuentos para niños. Entre los más famosos encontramos: “El libro de la jungla”, “Señor valeroso” y “Cómo el tigre adquirió sus manchas”. Sus libros no sólo lo hicieron famoso sino que también lo hicieron multimillonario. En cierta ocasión un reportero de un importante diario inglés, se acercó a Kipling y le dijo:
- “Mr. Kipling, acabo de leer en una revista un calculo que alguien hizo acerca de sus riquezas. El autor del escrito decía que usted se ha ganado cien dólares por cada palabra que ha escrito.
   Con cierta petulancia, el reportero, metió su mano en un bolsillo de su pantalón, sacó un billete de cien dólares, lo extendió hacia Kipling mientras le decía:
 - “Aquí tiene Sr. Kipling, un billete de cien dólares; ahora deme una de sus costosas palabras…”.
    Kipling, miró el billete, lo tomó, lo guardó en uno de sus bolsillos, se levantó y le dijo al reportero:
- “¡Gracias!” – mientras salía del lugar. 
Tonto…, ¿verdad?
    Yo estoy segura que al reportero aquella palabra no le pareció valiosa… ¿Pagar cien dólares por un simple “gracias”?. Aunque el reportero no la pudo apreciar, la verdad es que la palabra gracias es quizás una de las palabras más valiosas de todo el vocabulario. Aunque en español consta de tan sólo cinco letras, su implicación es mucho más poderosa que más elocuente discurso. Cuando esta pequeña palabra está ausente de nuestro vocabulario, todas nuestras relaciones interpersonales sufren.
   Cuando no somos agradecidos con Dios, con nuestros padres, con nuestros esposo/sas, con los hijos o hermanos o compañeros de trabajo, con la gente que nos sirve en el correo, en el banco, en el supermercado los estamos haciendo menos que nosotros, los ignoramos, no los recompensamos por sus actos de bendición inmerecida hacia nosotros.
   ¡Sed agradecidos es un mandato bíblico!- 1 Tesalonicenses 5:18 Lamentablemente, como el día de las madres o el día de los padres o el día de la secretaria, etc. hemos hecho de la gratitud una festividad una vez al año; lo hemos dejado para un solo día… “el día de acción de gracias”. Y ni siquiera ese día, porque Satanás ha sido tan astuto que ha desviado nuestra atención hacia el pavo, logrando que nos olvidemos de su verdadera esencia. Yo no entiendo por qué tenemos que hacer un día para hacer lo que es nuestra responsabilidad hacer siempre. ¿Saben por qué? Porque somos tan egoístas que damos por sentado que es el deber de esta gente servirnos; pero no es así; nosotros no merecemos nada.
   Por lo tanto, hoy es un buen día para estar conscientes y ser agradecidos por el servicio más nimio que cualquiera pueda darnos.
   Yo decidí comenzar el día dándole gracias a Dios por todo lo que soy y me ha dado; por Su amor, por Sus cuidados y hasta por Su disciplina. Pero también decidí levantarme a darle gracias a los hombres que viene a recoger la basura, al cartero que me traerá las cartas, al policía que me ayudará  a cruzar la calle, y hasta al peatón que pasó a mi lado y me sonreirá. ¡Ups!, por poco se me olvida… ¡Yo decido ser agradecida por todos ustedes que con paciencia leen lo que escribo!  
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

miércoles, 27 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”-Jeremías 17:9.
   El año pasado Ruben Blades, el famoso cantante secular, hizo varios conciertos en nuestra isla. Los anuncios de la televisión volvieron a hacer resonar en famoso estribillo de una de sus canciones: “Decisiones cada día…”.  Bueno, Rubén Blades no es un teólogo, pero la verdad es que su canción está fundamentada sobre un principio de vida: “Cada decisión que tomemos tendrá una repercusión buena o mala en nuestro futuro, el futuro de nuestra familia y al fin y al cabo de nuestras naciones”. Minuto a minuto tomamos decisiones, de forma consciente o inconsciente, de forma mecánica o de forma estudiada y/o estructurada. Esas decisiones pueden hacer nuestra vida buena, libre, llena de colores y musicalidad, próspera, fructífera o pueden hacerla miserable, empobrecida, insípida u oscura. Nuestro Creador a puesto en nosotros libre albedrío, el derecho y la responsabilidad de escoger, de decidir lo que nuestra vida y la vida de nuestros descendientes será. Contrario a lo que el humanismo pueda enseñarnos, la verdad es que hay sólo dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte – Deuteronomio 30:19-20.
   Vivimos en un mundo caído… y para nosotros, los creyentes en Jesucristo, podemos sentirnos frustrados a la hora de tomar decisiones… Bueno, la verdad es que no debe ser así. Se supone que nosotros, los ciudadanos del Reino estemos seguros de cuál es la decisión correcta a tomar en cada minuto. Sencillo, toda decisión que tomemos debe ser filtrada por los siguientes principios:
·       ¿Esta decisión está de acuerdo a los principios establecidos por la ley moral de Dios? – Esa ley moral la encontramos en la Escritura, desde Génesis hasta Apocalipsis.
·       ¿Qué sentimiento o emoción o conocimiento me está moviendo a tomar esta decisión? ¿Será el amor, misericordia, justicia o el odio, rencor, celos, contienda, temor?
·       ¿A quién beneficiara mi decisión? ¿A mí, a mi familia, al Reino de los cielos o al enemigo de las almas?
·       Si Jesús estuviera en mi lugar, ¿qué haría?
     Nunca olvidemos que Dios se deleita en que Sus hijos vayan a Él a buscar respuestas a sus interrogantes. Por lo tanto, cuando nos encontramos en encrucijadas, en caminos opuestos en nuestro horizonte, sentémonos un rato delante de Su presencia para que Su Palabra y Su espíritu nos ilumine el camino. El salmista lo dijo así: “Lámpara es a mis pies tu Palabra, y luz para mi camino.”- Salomo 119:105. El apóstol Pedro lo dijo así: Y así tenemos la palabra profética más segura (la Palabra escrita), a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.”- 2 Pedro 1:19.
     Tampoco debemos olvidar el hecho de que Dios es el Soberano de los cielos y de la tierra; eso quiere decir que Él gobierna, que Él está en control y no nosotros… Nuestra historia, nuestros tiempos están en sus manos – Salmo 31:15. Por eso, al orar o tomar decisiones debemos cuidarnos de no hacerlo basándonos en deseos y conocimientos almáticos, carnales o egoístas. Siempre debemos ir al Señor con las puertas y ventanas de nuestro entendimiento abiertas para permitirle que Él  nos revele Sus propósitos e intenciones, Sus planes y trazos para nuestras vidas… Entonces, y sólo entonces podremos tomar decisiones que se conformen a ellas. Entonces y sólo entonces podremos escoger la vida y no la muerte.
   
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

martes, 26 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

“En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.” – Juan 14:12.
   La mayoría de nosotros vinimos al Reino, después que ya nuestra familia estaban casi destruidas o destruidas totalmente. Nuestros pecados se conviertieron las puertas por donde el enemigo vino a hurtarnos, matarnos y destruirnos; no sólo a nosotros sino a cuatro generaciones después de la nuestra.
    Vinimos al Serñor del mundo, del pecado y no teníamos las herramientas para sanarnos y sanar a nuestra familia. Lamentablemente, tampoco encontramos muchas enseñanzas de sanidad desde los púlpitos.
   Quiero usar este devocional para darle algunos consejos sabios a aquellos que recientemente han venido al Señnor y estáan confrontando la destruccion de su familia como consecuencia de sus pecados anteriores:
·       Primero, debemos entender que aunque nuestro pecado abrió una avenida para que el enemigo entrara a nuestras vidas y familia a destruirlas (Juan 10:10);  ahora, al venir al Señor se nos da autoridad en Cristo para sacar al enemigo de cada cubujón donde se ha metido y cerrar las puertas espirituales de tal forma que no pueda volver a entrar.
o   Jesús dijo que esa autoridad era tan grande que ni aun las puertas del infierno podrán prevalecer, permanecer cerradas, delante de nuestro reclamo- Mateo 16:18. Con autoridad podemos pararnos en las puertas del infierno y reclamar:
§  Infierno, en el Nombre de Jesús te ordeno que me devuelvas el matrimonio que me robaste.”
§  Infierno, en el Nombre de Jesús te ordeno que me devuelvas el salud mental y física que me robaste.”
§  Infierno, en el Nombre de Jesús te ordeno que me devuelvas los hijos que me robaste.”
§  Infierno, en el Nombre de Jesús te ordeno que me devuelvas la herencia que me robaste.”; etc.
·       Segundo, debemos entender que esa autoridad no radica en lo que nosotros hagamos o no hagamos; sino que radica absolutamente en lo que Él (Jesucristo) ya hizo. Su obra es completa; y delante de Su Nombre y de Su Autoridad tiembla la tierra y los demonios también.
·       Tercero, que Jesús dijo que para sacar al enemigo de nuestra vida o familia, se tiene que atar- Mateo 12:29. El atar y desatar son dos poderosas armas de guerra: el enemigo se ata y a la familia se desata-Mateo 16:19; 18:18. ¿Cómo? A través de nuestro decreto.  Jesús dijo que todo lo que atáramos aquí en la tierra en Su Nombre sería como si se hubiera atado en el cielo. En su Nombre hay poder.
·       Cuarto, debemos entender que una vez desalojamos al enemigo de nuestros cuerpos, mentes, hogares o naciones la casa se queda vacía. Jesús dijo que si nuestra casa se queda vacía (barrida y limpia), el enemigo regresará después de algún tiempo; y traerá a siete demonios peores, lo que hará que la condición de nuestra vida o familia  o nación sea peor que la primera- Mateo 12:43. Así que inmediatamente que sacamos al enemigo, tenemos que llenar nuestra vida y nuestro hogar o nuestra nación del Reino de Dios y Su Justicia. Ejemplo, si sacamos depresión, tenemos que llenarnos de gozo. Si en cambio sacamos mentira, tenemos que llenarlos de Verdad. Si sacamos adulterio, tenemos que llenarlo de fidelidad. Si sacamos odio, tenemos que llenarlo de amor.
·       Quinto, debemos entender que la acción de gracias y la adoración son el sello de todo lo que estamos esperando en Dios. Después de haber orado, reclamado, atado y desatado, veamos lo que veamos, oigamos lo que oigamos, sintamos lo que sintamos nuestro deber es dar gracias y adorar, sabiendo que Dios está haciendo, Dios está obrando, Dios está creando todo lo que le pedimos de lo que no se ve.  

Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

lunes, 25 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

   Escuche un proverbio chino que decía: “Si quieres plantar para un año… siembra granos. Si quiere plantar para una década… siembra árboles. Pero si quieres plantar para centurias… siembra gente”. ¿Sembrar gente? ¿Cómo se siembra gente? Sencillo, Mr. Watson: educándola.
Esa es la forma bíblica…
    Viendo todas las películas supuestamente bíblicas que presentaron el pasado fin de semana en las cadenas televisivas de mi isla, me di cuenta de que la gran mayoría de ellas utilizan algo del relato bíblico y le añaden fantasías y parlamentos y personajes que no están en el relato bíblico. Ciertamente, esas películas no son un buen instrumento de enseñanza para nosotros y nuestros hijos y nietos. ¿Cuál ha sido el problema? Que la familia y la Iglesia le ha dejado al mundo (al Gobierno Civil o a Hollywood) la responsabilidad que por creación Dios le ha dado de formar, enseñar, educar, dirigir y gobernar a los hijos. Y tú me dirás: “ Mi congregación tiene una Escuela Bíblica Dominical para niños…”
    Pensando en eso, me acordé de una historia que leí en algún lugar que no recuerdo hace mucho tiempo: “Una maestra de escuela bíblica quiso evaluar su efectividad en la enseñanza; así que hizo un examen oral. Habían estado estudiando la historia de la malvada Jezabel, la esposa de rey Acab. La maestra preguntó:
-“¿Alguno puede relatarme la forma en la que Jezabel murió?”.
    Un jovencito muy alegre y seguro de sí mismo, levantó la mano con insistencia, pidiendo permiso para contestar la pregunta. La maestra le dio el permiso y el niño dijo:
- “Yo sé un tipo pasó la puerta de la ciudad y le dio orden a dos personas que ya él había contratado para que la mataran… Les grito: ¡Tírenla por el balcón!. Y ellos la tiraron. Y les volvió a decir: ¡Tírenla de nuevo!… Y ellos volvieron a tirarla y así lo hicieron siete veces. Al final ella murió. Entonces recogieron sus restos en siete cestas”.
    ¿No les parece increíble? Ese niño mezcló la historia de Jezabel- la que ciertamente fue tirada una vez por el balcón del palacio, por sus propios eunucos (los cuales no habían sido previamente contratados); con el relato de Naaman- que se sumergió 7 veces en el río Jordán para limpiar su lepra; y con el relato de las siete sestas llenas de pedazos que resultaron de la multiplicación de los panes y los peces por Jesús. Las estadísticas demuestran que los esfuerzos que la Iglesia hace para educar a los niños a través cuentecitos no son efectivos; porque se ha demostrado estadísticamente que el 90% de los niños que asisten a nuestras Escuelas Bíblicas nunca llegan a comprometerse con el Señor o con la iglesia. ¡Ups! Fuerte…
    Yo no sé de donde sacamos ese concepto de enseñar a los niños con cuentecitos… Quizás de Disney…  Lo que sí sé es que no lo sacamos de la Biblia, porque la Biblia nos recomienda otra estrategia.
    En Deuteronomio 4 y 11el Espíritu Santo nos dice:
·       Que la enseñanza de las generaciones que se levantan debe ser realizada por la familia; que los padres y los abuelos son los responsables de enseñar a las generaciones que se levantan, no la Iglesia. ¡Ups! Eso está en contra de todo nuestro andamiaje. Pero si vemos la historia de Jesús, a los doce años, Jesús sabía tanto de la Ley que pudo dejar boquiabiertos a los doctores de la Ley. ¿De dónde sacó todo ese conocimiento? De José y María – Lucas 2:46-47.
·       Que antes de enseñar a su familia, los padres y los abuelos deben asegurarse de conocer al dedillo y practicar al detalle lo que la Palabra establece. Es por el modelaje y el ejemplo y no por la doctrina que los niños aprende.
·       Que la familia debe asegurarse que a esa Palabra no se le añada ni se le quite nada. Como vimos, los cuentecitos le añaden y le quitan. Jesús lo diría de esta forma: “ni una j ni una tilde”. Los niños deben aprender a leer la Escritura toda. Eso fue lo que provocó la gran reforma de Nehemías, la Escritura fue leída delante de todo el pueblo y eso incluía a los niños- (Nehemías 8)
·       Que esa enseñanza se debe hacerse de forma intencional, formal e informal; mientras comen, mientras se sientan en la casa o camina por el campo; mientras trabajan, mientras se acuestan o se levantan.
·       Que esa Palabra debe estar escrita en las paredes de la casa, de esa forma será estará a vista de todos, todo el tiempo.
   Hoy es un buen día para comprometernos con las generaciones que se levantan. ¡Hagámoslo!
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

viernes, 22 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé.”- Ezequiel 22:30
   La escritura está repleta de las historias de los hombres y las mujeres llamados por Dios; muchos de ellos desde el vientre de sus madres. Fueron llamados para que por la fe conquistaran reinos, hicieron justicia, obtuvieran promesas, cerraran bocas de leones,  apagaran la violencia de los fuegos, escaparan del filo de la espada; en su débiles, se hicieran fuertes, para que fueran poderosos en la guerra, pusieran en fuga a ejércitos extranjeros. Para que las mujeres recibieran a sus muertos mediante la resurrección; y para que otros fueran torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.- Hebreos 11:33- 35.
  El principio es este: El plan de redención de Dios para el hombre siempre ha involucrado el llamamiento de hombres y mujeres para que les ayudaran en esa enorme empresa. Veamos:
-        Cuando Dios quiso preservar parte de la creación, porque el hombre se había corrompido a tal extremos, que era necesario destruirlos por medio de la inundación de muchas aguas, encontró a un hombre justo y le dio esa encomienda; llamó a Noé.
-        Cuando Dios quiso formar una nación para Él, una nación que le sirviera de ejemplo al resto de las naciones del mundo, fue a Ur de los caldeos a llamar a  un hombre del que Él estaba seguro que mandaría a su descendencia después de él a guardar Su pacto; llamó a Abraham.
-        Cuando la descendencia de Abraham estaba en peligro de morir por el hambre, Dios llamó a un jovencito, llamado José… y lo envió a Egipto delante de ellos para que les abriera el camino.
-        Cientos de años después, cuando los descendientes de Abraham estaban siendo esclavizados en Egipto, Dios preparó el trazo para que uno de los descendientes de Abraham, Moisés fuese criado y enseñado en el propio palacio del Faraón, en toda la ciencia y las artes de administración que necesitaba para libertar a sus hermanos.
-        Cuarenta años más tarde, cuando Moisés y toda esa generación ya había muerto; Dios llamó a Josué para entrar al pueblo de Israel a la tierra prometida.
-        Tiempo después, cuando el pueblo estaba acomodado disfrutando de la tierra que fluía leche y miel, alejados de Dios y de su Palabra… el enemigo aprovechó la puerta que su pecado había abierto; y como siempre, entró a robar, hurtar, matar y destruir a través de aquellas tribus, que por desobediencia ellos habían dejado en la tierra. Entonces, claman a Dios y cíclicamente Dios va llamando hombres y mujeres para que los libertarían de sus enemigos: Sansón, Gedeón, Débora…
-        Siglos más tarde, cuando necesito un hombre con un corazón semejante al suyo, para que reinara en Su lugar delante del pueblo  Dios saca de entre las apestosas ovejas de su padre, a un jovencito llamado David.
-        Después de la muerte de David, cuando decide que es tiempo volver a habitar entre el pueblo en un templo hecho de manos, Dios levanta a uno de los hijos de David, llamado Salomón.
-        El pueblo volvió a olvidar a Dios y Su Palabra; Dios necesitó profetas valientes que le profetizaran a aquel pueblo idólatra; entonces, llamó a Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, y muchos otros profetas
-        Por más de cuatrocientos años Dios estuvo callado, todo daba a entender, que Dios había abandonado al pueblo… Pero no era así… Sin previo aviso, Dios llamó a una joven mujer, llamada María para que le prestara su vientre para cargar y traer al mundo a Su Hijo Unigénito, Jesús, el Salvador.
-        Así llamó a Juan el Bautista, a Pedro, a Juan, a Pablo, a Esteban, Bernabé, Timoteo y a todos los otros…
   Como hemos visto, Desde Génesis hasta Apocalipsis, el método de Dios para llamar a sus siervos, ha sido siempre el mismo: Dios  llama de forma individual, uno a la vez. De esa misma forma te llama a ti y me llama a mí: solos, uno a la vez.
Edward Everett Hale lo dijo de esta forma:
- “Yo soy sólo uno, pero soy uno. Yo no puedo hacerlo todo, pero puedo hacer algo. Por el hecho de que yo no puedo hacerlo todo, no me rehusaré a hacer lo que sí pueda hacer
    Otro principio del que tenemos que agarrarnos, es el hecho de que Dios siempre nos llama para realizar aquello para lo cual ya nos ha capacitado, desde que estábamos en el vientre de nuestra madre y a través de las circunstancias, la Palabra y del Espíritu Santo. Seremos responsable delante de Dios de cumplir solamente aquello para lo que hemos sido llamados y equipados.
   Sencillo, todos hemos sido llamados y todos ya estamos equipados para realizar ese llamado… Pero Dios nunca nos obligará a levantarnos, es nuestra responsabilidad levantarnos y realizar con pasión y perseverancia aquel trabajo, grande o pequeño, que traerá gloria a Su nombre y establecerá una parte importante del Reino. Yo me he levantado, he decidido hacer todo aquello que Dios me dé a hacer, todo lo que esté a mi alcance… Y tú, ¿qué harás con el llamado?
   Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

jueves, 21 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Aristóteles dijo: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia no es un acto sino un hábito”. 
   Un jovencito entro en una gasolinera y le pidió al administrador de la estación que le permitiera hacer una llamada telefónica local.
- “Claro”- le contestó el hombre. El muchacho marco un número con mucho entusiasmo. Cuando oyó la voz de persona que llamaba por el auricular, dijo:
-  ¡Oh Señor, solo quería preguntarle si usted podría darle trabajo a un joven honesto, puntual y muy trabajador”. Se quedo en silencio mientras la persona le contestaba; con una sonrisa en de oreja a oreja repitió lo que oyó:
- “¡Ah! Quiere decir que ya usted tiene un joven honesto, puntual y muy trabajador trabajando en su empresa. ¡Oh!, muy bien. De todas formas, gracias”. Sonriendo todavía, colgó el teléfono, y le dio las gracias al administrador de la gasolinera por haberle dejado usar el teléfono. Mientras se disponía a salir de lugar, el administrador lo detuvo por el brazo y le preguntó:
- “Muchacho, no pude evitar oír tu extraña conversación. Dime una cosa, ¿por qué te pusiste tan contento cuando esa persona que llamaste te contesto que ya tenía una persona en el puesto que tú estabas pidiendo?
- “¡Oh no!, señor, yo no estaba pidiendo ningún empleo. Yo soy el joven honesto, puntual y muy trabajador que ese hombre contrato. Solo quería saber lo que mi jefe pensaba de mí.”.
   La verdad que ese muchacho tenía mucha seguridad en sí mismo. Tenía que estar muy seguro de que estaba haciendo un buen trabajo, para arriesgarse a hacer esa llamada.
    La Biblia específica el tipo de trabajador que los hijos de Dios debemos ser y nos da el mejor ejemplo en Jesús, el Hijo Unigénito del Padre. Jesús vino a la tierra con un diseño, un trazo que había sido formulado en la eternidad: ser el postrer Adán, un Adán que obedeciera el diseño del Padre hasta la muerte; para que a través de esa vida santa y obediencia perfecta, redimiera para el Padre toda la creación vendida al pecado por la desobediencia y el pecado del primer Adán.
    Desde muy temprano en Su vida, Jesús supo cual era su trazo su diseño; y virilmente, decidió cumplirlo. A los doce años le contestó a sus familiares: ¿Por qué me buscabais? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre?”- Lucas 2:49. La Biblia nos manda a trabajar, establece que el trabajo es digno. Es más radical aun, dice que el que no trabaja no tiene derecho a comer – 2 Tesalonicenses 3:10. De hecho, Jesús declaró que ese diseño o trazo que el Padre había formulado en la eternidad era “su trabajo”. Él dijo: “Hasta ahora mi Padre trabaja y Yo también trabajo”- Juan 5:17.
   Desde el Edén, Dios estableció responsabilidades laborales para el hombre y la mujer que había creado. Como nuestra meta como creyente es ser semejante a Jesús; entonces es nuestro deber trabajar y hacerlo bien. Jesús buscaba todas las madrugadas el corazón, la dirección, el diseño del Padre para ese día; y luego, baja al valle a cumplirlo con excelencia. Hasta el último día de su vida, Jesús vivió para cumplir su diseño, su trazo con virilidad y responsabilidad… Fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz- Filipenses 2:8; Romanos 5:19; Hebreos 5:8. Fue obediente hasta aquel día que voluntariamente extendió sus brazos en la cruz decidido a que se hiciera la voluntad de aquel que lo envió-Mateo 26:39; Juan 4:34; 5:30.
    Jesús cumplió su trazo y Su jefe hizo una evaluación pública de su ejecutoria: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido. - Mateo 3:17.
  Y tú, ¿podrías darte el lujo de llamar a tu jefe y preguntarle si quiere contratar a un joven honesto, diligente y trabajador? ¿Qué crees que diría?
   Hoy es un buen día para arrepentirnos por toda vagancia, murmuración, queja, flojera en el trabajo que se nos ha dado… Y levantarnos a trabajar con pasión, responsabilidad y virilidad.
   Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

miércoles, 20 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”- Mateo 10:38, 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23, 14:27;
    Catherine Marshall y Peter Marshall se casaron  en el 1936, ella estaba recién graduada de la universidad.  Y se establecieron en Washington DC, donde Peter había aceptado el puesto de pastor principal en la Iglesia Presbiteriana de la Avenida Nueva York, además sería el Capellán del Senado de los Estados Unidos de América.
    Siete años después, Catherine contrajo tuberculosis; enfermedad para la que no había cura en ese entonces. Catherine pasó dos largos años en cama sin poder atender a su esposo ni a pequeño John, que para ese entonces tenía tres añitos. Como creyentes en Jesucristo, Peter y Catherine hicieron todo lo que la Biblia dice acerca de la oración de fe, pidiendo la sanidad: oraron, ayunaron, proclamaron la Palabra, vigilaron y le pidieron a todos sus amigos y compañeros que se unieran con ellos en ese proceso de oración. Pero nada parecía funcionar; al contrario, su condición empeoró. Entonces, pensó que estaba enferma porque tenía algún pecado oculto. Así que pidió un cuaderno y comenzó a escribir en él cada pecado conocido o imaginado… Se arrepintió por cada uno, se cubrió con la sangre de Cristo y proclamó liberación. Pero siguió igual… No había contestación a sus oraciones y esfuerzos… El cielo parecía de plomo…
    Frustrada, Catherine decidió darse por vencida… y se lo comunicó a Dios a través de una oración, que ella llamó: la oración del abandono y la renuncia. En esa oración le decía a Dios que como creyente había hecho todo lo que sabía y estuvo a su alcance para ser sanada, pero que nada había resultado. Le confesó a Dios detestaba estar enferma, pasar los días enteros mirando las paredes de su habitación sin siquiera darle un beso a su pequeño. Detestaba, le frustraba saber que su esposo y su pequeño la necesitaban tanto y ella no podía servirles; y que por todo eso anhelaba con todo su corazón ser sanada.  Y añadió:
- “Padre, me rendí… He decidido aceptar cualquiera que sea Tu voluntad. Si Tú decides que lo mejor para mi vida es que me quede aquí postrada, lo aceptaré: me quedaré en esta cama sin murmurar el resto de los días que Tú me permitas vivir. Señor yo rindo todos mis derecho y anhelos en este asunto, acepto tu perfecta voluntad. ¡Amén!”.
    En ese mismo momento, al terminar su última frase, Catherine Marshall comenzó a sanar… Poco a poco, la infección se fue y Catherine quedó completamente libre de la tuberculosis y de sus consecuencias en muy poco tiempo.
    ¿Por qué Dios no la sanó antes? ¿Por qué esperó hasta que ella renunció a todos sus derechos y anhelos para sanarla? ¿Por qué fue tan efectiva esa la oración del abandono y la renuncia? ¿Por qué logró lo que las otras oraciones, los ayunos, las vigilias, las proclamaciones de la Palabra y las oraciones en acuerdo con otros creyentes no pudieron lograr?
    Catherine Marshall lo explicó de la siguiente forma:
En ese momento no lo entendí.  Pero al ir madurando en edad y conocimiento de Dios, me di cuenta de que el renunciar a mis derechos implicaba decirle a Dios que lo importante no era mi sanidad ni mi liberación  sino que lo importante era que Su perfecta voluntad para mi vida se cumpliera. La Escritura dice que Él tiene planes de bien y no de mal para nosotros; y quiere darnos el futuro y la esperanza que esperamos – Jeremías 29:11. Pero para que esos planes perfectos de Dios se realicen es necesario que estemos muertos a nuestros derechos y anhelos. Al madurar me di cuenta de que Dios requería que renunciara a mis derechos porque los planes de Él nunca se hubieran cumplido en mí si aquel día no hubiera renunciado a todo. Al mirar mi vida en retrospección, me doy cuenta de que aquella oración me capacitó para renunciar a todas aquellas otras cosas que la vida me requeriría renunciar. Por ejemplo, años después tuve que renunciar a mi derecho de estar casada con mi esposo, pues en el 1949, murió de un ataque al corazón. Desde entonces mi vida ha sido una larga cadena de renuncias a mi criterio personal y natural para alcanzar la victoria sobrenatural que hoy disfruto.”
   Y tú, ¿estás peleando con Dios por aquello que consideras tus derechos? ¿Crees que Dios ha sido injusto contigo por no haberte concedido aquella petición o anhelo? Pues déjame decirte  que estás peleando porque aceptaste que Jesucristo sea tu Salvador pero todavía no has decido que sea tu Señor. Peleas porque tu alma y tu cuerpo están en control, al mando, gobernando. Para ser un creyente victorioso se necesita que crucifiques tu alma y tu cuerpo cada día.
    Hoy es un buen día para comprender que el creyente verdadero, aquel que ama al Señor sobre toda cosa, aquel que está bien muerto a sus delitos y pecados y aquel en el que el espíritu está al mando – Romanos 6:1-23
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

martes, 19 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Porque en el caso de , los que… después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y Lo exponen a la ignominia pública.”- Hebreos 6:6 
     Setecientos cincuenta años antes de Cristo, el profeta Isaías profetizó que Él sería traspasado por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. Que el precio de nuestra paz, caería sobre Él y que Su herida todos seríamos sanados.  El apóstol Pedro acusó a todos los peregrinos a Jerusalén en Pentecostés de haber crucificado al Cristo, aunque ellos no habían estado en Jerusalén en la Pascua. El afamado pintor barroco holandés, Rembrandt se pintó a sí mismo ayudando al soldado romano que subía la cruz… Ciertamente, todos nosotros, tu y yo, estamos representados entre todos los personajes bíblicos alrededor del crucificado…
   ¿Quiénes estaban alrededor del crucificado? ¿Con cuál de ellos puedo identificarme?
·       Allí estaban los principales sacerdotes judíos, los escribas y los ancianos, los religiosos que tenían sus propias interpretaciones de las Escrituras y las aplicaban a su antojo… Los cuales burlándose decían: “A otros salvó; a sí mismo no puede salvarse… -Mateo 27:40-42.
·       Allí estaban los soldados romanos – Aquellos que vistieron de purpura, y entretejieron una corona de espinas y se burlaban de Él diciendo; aquellos que echaron suertes sobre sus vestidos; aquellos que pusieron el letrero sobre la cruz que decía: “El rey de los judíos”, no de ellos…– Marcos 15:24, 26
·       Allí estaba la turba, el populacho que había ido a ver el espectáculo y movidos por la histeria colectiva; los cuales gritaron: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”… Habían dado sentencia de muerte a Aquel que les había alimentado, que había resucitado a sus hijos, sanado sus leprosos, ciegos, cojos, paralíticos, encorvados y endemoniados. Esos le injuriaban diciendo: “Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de Dios, y desciende de la cruz.”- Mateo 27:40. Pero otros, después de haber presenciado el espectáculo, acuciados por sus conciencias volvieron a sus casas golpeándose el pecho Mateo 27:48-49; Lucas 23:49.
·       Allí también estaba Simón de Cirene, el padre de Alejandro, aquel a quien obligaron a cargar la cruz del Maestro, sin saber, sin entender lo que sucedía cargo aquella cruz y aquella preciosa y santa sangre cayó sobre sus espaldas… - Marcos 15:21
·       Allí estaban las Marías y las otras mujeres, mirando de lejos, crispadas de dolor por lo que veían y oían… - Eran las mujeres que habían sostenido el ministerio del Maestro con sus riquezas…; eran las que habían ungido sus pies con perfume y los habían secado con sus cabellos… Una de ellas, había sido libertada de siete demonios… Todas habían llorado todo el camino, acompañando al Señor… desde el pretorio de Pilato hasta las afueras de la ciudad donde le crucificaron… Ellas le habían oído decir: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos…- Lucas 23:27-28; 49
·       Allí estaba Juan, aquel que había salido del Huerto desnudo… abandonando al Maestro en aquella noche de dolor…; pero ahora, avergonzado miraba de lejos… Allí mientras miraba avergonzado recibió la encomienda de cuidar a la madre del Maestro… “Juan, he ahí tu madre”- Juan 19:25-27.
·       Allí estaba el centurión romano – Aquel que cuando vio lo que había sucedido, glorificó a Dios, diciendo: Ciertamente, este hombre era inocente.- Lucas 23:47
·       Allí estaban los dos ladrones crucificados al lado del Maestro por sus propios pecados… Uno le injuriaba: ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! Pero el otro viendo que era Dios mismo muriendo por la humanidad, lo defendió diciendo: “¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? Y nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo ha hecho. Ese otro ladrón, que se humilló a sí mismo y pidió perdón y misericordia: Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.” Ese ladrón oyó las palabras más maravillosas que pecador alguno pueda escuchar: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”– Mateo 27:38, 44; Lucas 23:39-43
·       Allí también estaba, un hombre llamado José, miembro del Concilio (del Sanedrín), varón bueno y justo, el cual no había estado de acuerdo con el plan y el proceder de los demás, que era de Arimatea, ciudad de los Judíos, y que esperaba el Reino de Dios – Ese fue aquel que fue a Pilato a pedirle  el cuerpo del Señor… Con amor y con respeto, lo bajó de la cruz, lo envolvió en un sudario y lo sepultó en una sepultura donde nadie había sido sepultado…- Lucas 23:50-54.
   ¿Con cuál de ellos te identificas? Quizás con ninguno… porque quizás tengas que decir con pena que tú, al igual que Pedro y los demás discípulos te quedaste encerrado en la casa escondido/a,  avergonzado y atemorizado por el escándalo de la cruz… por miedo a que te crucificaran con Él también… ¡Ups!

Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com