Un pensamiento devocional

viernes, 27 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

Ve, porque instrumento escogido es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles y de reyes, y de los hijos de Israel porque yo le mostraré cuánto les es necesario padecer por mi nombre”-Hechos 9:15-16 - Estudiemos- 2 Corintios 6:1-10; 11:22-32
   A veces, leemos la Biblia como si fueran una novela; pero la realidad es que cada escritor de los libros sagrados tuvo que pasar por experiencias de muerte para poder tener el privilegio de recibir la revelación y dejarla escrita en un libro. La mayoría del contenido del Nuevo Testamento fue escrito por el apóstol Pablo. ¡Con cuánta indiferencia leemos sus escritos!
    Con nuestra imaginación de comodidad y de micro honda, pensamos que Pablo se sentó a escribir sus cartas debajo de un árbol, mientras se deleitaba en mirar el firmamento… Pero no fue así… Las cartas más gloriosas de Pablo: Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón, fueron escritas mientras Pablo se encontraba encarcelado en Roma. Algunas de ellas fueron escritas mientras Pablo estaba confinado en una casa con alguna libertad; pero otras fueron escritas mientras Pablo estaba en la celda de más adentro
    Hoy día los presos, viven en modernos edificios con aire acondicionado, en ambientes muy limpios; con televisión, canchas de baloncesto, salas de reunión, hospital y cómodos comedores donde les sirven comida caliente, sabrosa y nutritiva. Por eso, se nos hace muy difícil entender lo que implicaba estar encarcelado en la época de Pablo. Esa sencilla frase, “la celda de más adentro”, implica que Pablo estaba en una celda solitaria, apartado de los demás presos. Usualmente, esa celda era cavada en la tierra debajo de las otras celdas, con frías, oscuras y húmedas paredes y piso de tierra; sin baño ni siquiera letrina. Una escalera de soga se usaba para subir y bajar al preso y la comida era una un duro pedazo de pan y agua. El mal olor a excremento y a orines, era increíble; las cucarachas, los ratones, los piojos, los hongos, la humedad y la oscuridad casi total hacían que la vida del reo fuera una continua tortura.
    Pero fue precisamente en esas epístolas desde la cárcel, en las cuales Pablo escribió los cánticos de adoración más extraordinarios.
Por ejemplo en ellas escribió:
-“… estando persuadido de esto, que él que comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo… ”; “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”; “Pero cuantas cosas eran  para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”; “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”; “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo, ¡Regocijaos!”.
    ¡Qué tremendo testimonio de perseverancia, humildad y valor! La próxima vez que tengas delante de ti alguno de los escritos del apóstol Pablo, léelos con agradecimiento sabiendo que Pablo tuvo que pagar con mucho sufrimiento el privilegio de ser usado por Dios para escribir la mayor parte del Nuevo Testamento.
     Y tú, ¿estás dispuesto a pagar altos precios para cumplir el propósito, el trazo de Dios para tu vida? Hoy es un buen día para agudizar nuestro oído espiritual para oír la voz del Espíritu Santo que sigue preguntando:
-  ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? – Isaías 6:8
     Hoy es un buen día para comprometernos con el Señor respondiéndole:
-  ¡Heme aquí, envíame a mí! Yo iré a reconciliar contigo a la naciones de la tierra, pase, lo que pase; cueste, lo que cueste; pierda, lo que pierda¡
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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