Un pensamiento devocional

jueves, 5 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

 No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”- Apocalipsis 2:10
    En la biografía que Tyermas hizo del pastor y evangelista inglés, Juan Wesley relata un curioso incidente que quiero compartir con ustedes.
En cierta ocasión Juan Wesley fue con sus predicadores itinerantes a un pueblito de Inglaterra a predicar  el Evangelio de la Gracia en Cristo. Allí había una Iglesia Anglicana. Al llegar al pueblo lo primero que hicieron fue ir al pastor de aquella iglesia, para pedirle permiso para predicar allí. Como todos los demás pastores anglicanos de aquel tiempo, el pastor de aquella iglesia pensaba que Wesley y sus predicadores era herejes; por lo tanto, los sacó de la iglesia y no les permitió predicar.
    Entonces, Wesley y sus compañeros se fueron al cementerio del poblado y usando una tumba  como plataforma comenzaron a predicar. Los curiosos comenzaron a llegar, a escucharlos y a aceptar a Jesucristo como Salvador. De hecho, Wesley y sus predicadores itinerantes lograron reunir más gente en el cementerio que la que el pastor anglicano jamás había visto. Furioso el pastor convocó a todos sus líderes de su congregación  y fueron al cementerio para arrestar a aquellos hombres que alborotaban el pueblo y los llevaron al tribunal pidiéndole al juez que los encarcelara.
     El juez les preguntó qué mal habían hecho aquellos hombres… La sala se quedó en silencio… Nadie sabía qué decir… Después de un embarazoso silencio, un hombre se levantó y dijo tímidamente:
  - “Su Señoría, estos hombres pretender ser mejores que la gente de este pueblo…”- dijo y le siguió otro embarazoso silencio…
    Otro se levantó y dijo:
  - “Su Señoría, estos hombres nos molestan pues se pasan noche y día orando por las calles del pueblo”. Su voz se fue opacando…
    Al rato otro hombre se levantó… Furioso movía su dedo acusador delante del rostro de Wesley y sus hombres, mientras decía:
   - “Su Señoría, estos hombres han trastornado nuestras vidas. Ya nada es igual que antes. Mi esposa ya no es la misma desde que estos hombres llegaron al pueblo… Antes de ellos llegar ella tenía una lengua venenosa… ahora es callada como una corderita”. Una atronadora algarabía se apoderó del tribunal…
   El juez oyó dio un fuerte golpe con el mallete en la mesa y con autoridad sentenció:
-  ¡Lleven a estos hombres de regreso al cementerio y a las calles del pueblo! ¡Sí llévenlos de regreso, y dejen que prediquen allí día y noche hasta que este malvado pueblo entero se convierta!
   Me parece que hoy es un buen día para imitar a nuestro hermano Juan Wesley…  
  ¡Levantémonos a predicar el Evangelio de la gracia en Cristo, calle arriba y calle abajo… y hasta en el cementerio, hasta que todo este malvado pueblo se convierta¡
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario