Un pensamiento devocional

viernes, 20 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

En los avivamientos, Dios es su propio agente de publicidad.” -D. Campbell – Estudiemos- Hechos 10:1-48
   Hoy quiero hablarles acerca del avivamiento ocurrido en las Islas Hébridas en el 1904.  Ese avivamiento fue provocado por la intercesión de dos ancianas- una de 82 y otra de 84 años (una de las cuales, era ciega), que decidieron unirse en oración porque anhelaban ver un despertar espiritual en su congregación local.
    ¡Ups! ¿Tienes alguna excusa para que en tu congregación no haya un avivamiento? ¿Qué dices?, ¿Qué eres viejo, vieja?, ¿Qué eres cielo, cojo o tartamudo? ¿Qué no tienes tiempo? No me parece que ninguna de esas excusas sea válida delante de Dios…
   Volvemos al avivamiento de las Islas Hébridas… Las ancianas vivían en una pobre choza al lado del cuartel de la policía de la isla. Después de una visión, en la cual una de las ancianas vio que a su congregación llegaban cientos de jóvenes y a otro ministro en el altar; ambas se pusieron de acuerdo con el pastor y los diáconos de la congregación, para hacer vigilias de oración dos veces en la semana pidiendo el cumplimiento de la visión. Las vigilias se llevaban a cabo en un granero.
    Por medio de uno de los diáconos de la iglesia, el Espíritu Santo les hizo entender que los avivamientos era asuntos de consagración y santidad. Una noche mientras las ancianas, el pastor y sus diáconos estaban vigilando en el granero, el poder de Dios inundó de forma milagrosa a la comunidad entera, en una forma como jamás había sucedido antes. Toda la gente del pueblo sintió la convicción de que Dios estaba allí, que era real y que era digno de ser temido. ¡Esto es un avivamiento!
    Al día siguiente, el pueblo estaba en silencio ni los hombres ni las mujeres ni los trabajadores de las granjas ni los policías ni los comerciantes pudieron trabajar ese día. Todos estaban preocupados, pensando en cosas eternas. El pastor y los diáconos no tenían forma de manejar el asunto. ¡Eso es un avivamiento! El verdadero avivamiento ocurre cuando el hombre pierde el control de las cosas y el Espíritu Santo lo toma por completo.
Una de las ancianas le dijo al pastor:
-“Pastor, esto se ha salido de nuestras manos. A mí me parece que usted debe buscar a ese ministro joven que yo vi en la visión y pedirle que venga. Él sabrá lo que debe hacer”.
     El pastor fue a Escocia. Allí conoció a un joven predicador muy ungido, al cual se le acercó para pedirle que fuera con él a la Isla Lewis. El predicador le contestó que él no era la persona adecuada, pero que conocía a otro predicador joven de Edimburgo, llamado Duncan Campbell, por medio del cual, Dios había hecho una visitación en Glasgow.
    El pastor fue a Edimburgo, contactó a Campbell y le invitó para que fuera con él a la Isla Lewis. El día que Campbell llegó a la isla Lewis se habían congregado en la iglesia unas trescientas personas. Campbell predicó y ministró, sintieron la presencia del Espíritu Santo durante la reunión pero no sucedió nada extraordinario… Ciertamente aquello no era lo que buscaban o necesitaban. Se fueron del santuario a las casas, pero como a las once de la noche, el herrero del pueblo fue a buscar al evangelista Campbell para pedirle que regresara a la iglesia porque algo extraordinario había ocurrido: el despertar espiritual, que tanto habían pedido, había llegado.
       Cuando Campbell abrió la puerta de la iglesia encontró a unas 600 personas reunidas allí, todas en conmoción; llorando y pidiéndole perdón a Dios por sus pecados. ¿Qué había sucedido? ¿Cómo esas personas habían llegado allí con esa convicción de pecado? ¿Quién les había predicado? Dios mismo, a través de su Espíritu Santo había sido Su propio agente de publicidad; de esa forma ningún hombre podía llevarse la gloria.
    Luego le contaron  a Campbell lo sucedido. En el salón comunal del pueblito se habían congregado unos cien jóvenes, con el único interés de divertirse. Todos estaban bailando, riéndose, ninguno de ellos estaban pensando en Dios ni en la eternidad. Pero de pronto, sin que nadie lo advirtiera, el poder de Dios cayó sobre ellos de forma sobrenatural. Comenzaron a temblar, a llorar, a confesar sus pecados a viva voz. La música se detuvo y poco a poco todos salieron huyendo de aquel lugar como alguien que huye de la peste. Sin ponerse de acuerdo todos corrieron hacia la iglesia. De repente, otros hombres y mujeres que habían estado en sus casas durmiendo, también fueron visitados por el poder de Dios y también comenzaron a temblar, a llorar y a confesar sus pecados. Se levantaron, se vistieron y se fueron a la iglesia corriendo también.
       La iglesia se siguió llenando… A las cuatro de la madrugada se habían reunido unas 800 personas. De repente, llegó a la iglesia un policía buscando al predicador Campbell, pidiéndole que le acompañara al cuartel de la policía, pues tenían un problema que no podían resolver: unas 400 personas se habían reunido alrededor del cuartel. ¿Qué hacían esas personas reunidas allí? ¿Quién las había convocado? Nadie sabía explicar, eran personas de otros pueblos distantes, que en medio de la noche habían sentido el impulso de visitar el pueblo de Barbas. Al llegar al pueblo sintieron el impulso de rodear aquella humilde choza donde dos ancianas de 82 y 84 años vigilaban de rodillas pidiéndole a Dios que los visitara con un avivamiento.
     Como Soberano, Dios hizo como quiso. Aquel poderoso avivamiento estuvo sobre aquel poblado unos tres años. De todos lados vino gente a buscar aquel fuego de Dios que había descendido en el pobladito de Barbas como respuesta a la oración persistente de dos ancianas que lo anhelaron.
¿Estaremos dispuestos a pagar el precio que cuesta un avivamiento?
Por: Griselle M. Trujillo    gtrujillo913@gmail.com

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