Un pensamiento devocional

miércoles, 11 de mayo de 2011

Un pensamiento devocional...

 Honren a Cristo como Señor, y estén siempre listos para explicarle a la gente por qué ustedes confían en Cristo y en sus promesas.”- 1 Pedro 3:15
    ¿Sabes que es un credo? Desde que era pequeña aprendí a declara el credo de los apóstoles, como parte de la liturgia de la reunión de algunos domingos. Esa experiencia me debió de haber dado el conocimiento básico de los fundamentos de mi fe Evangélica. Pero lamentablemente no fue así, porque la recitaba como el papagayo, sin que esos principios salieran de mi corazón o de mi conocimiento. Las estadísticas dicen que un 85% de los que dicen ser cristianos no pueden formular dos oraciones completas que contengan su credo de fe. Eso es lamentable, porque si no sabemos lo que creemos, nunca podremos rechazar las enseñanzas y doctrinas de aquellos falsos maestros que entran encubiertamente a la iglesia – 2 Pedro 2:1-22 ; 1 Juan 4:1-6.
  Un credo es una recopilación de los principios de nuestra fe expresado a través de un escrito o comunicado; es un testimonio hablado de todas las enseñanzas de la Escritura. La mayoría de los credos fueron compuestos como respuesta a alguna enseñanza herética o a algún movimiento falso dentro de la iglesia.
     Por ejemplo, Martín Lutero (1483-1546) formuló un credo en el cual recogió la esencia de su fe (lo que luego se convirtió en el credo de la Iglesia Luterana). El cual dice así:
    Creo en Dios que me ha creado a mí y a todas las criaturas, que me ha dado y sostiene mi cuerpo con todos sus miembros y mi espíritu con todas sus facultades; que me provee abundante y diariamente el alimento, vestido y habitación y todo lo necesario para la vida. (Eso es, Dios es Elohim – el Creador y Jireh – el Proveedor). Que me ampara contra todo peligro y me protege y guarda de todo mal y todo esto lo hace sin ningún merito o dignidad de mi parte, por su pura bondad y su divina misericordia, esto es ciertamente la verdad. Creo en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, es mi Señor. Me ha redimido, a mí, perdido y condenado, liberándome del pecado, de la muerte y del poder del maligno, no con oro o con plata, sino por su sangre y sus sufrimientos y por su muerte inocente, para que le pertenezca para siempre y viva una vida nueva como Él mismo, que resucitado de entre los muertos, vive y reina eternamente. Esto es ciertamente la verdad. Creo que el Espíritu Santo me llama por el Evangelio, me ilumina con sus dones y me santifica, que me mantiene en la verdadera fe, en la Iglesia que Él congrega de día en día. Es Él también quien perdona plenamente mis pecados, así como a todos los creyentes. Es Él quien en el postrer día me resucitará de entre los muertos y me dará, con todos los fieles en Cristo, la vida eterna. Esto es ciertamente la verdad.”
    Todo creyente en Jesucristo debe ser capaz  de verbalizar su fe. Eso no es similar a repetir el Credo de Lutero, o el de cualquier otra persona. Implica que si alguien me pregunta en qué creo, cuál es mi fe, yo pueda explicarle de forma general los componentes de esa fe, como lo hizo Lutero, Calvino y otros reformadores de la Iglesia. La Biblia nos dice que debemos estar dispuestos a defender nuestra fe. ¿Y tú puedes formular de forma expresa tus creencias y tu fe?
Hoy es un buen día para pensar en nuestra fe y tratar de escribir nuestro credo.
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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