Un pensamiento devocional

martes, 12 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!”- Lucas 12:5
    Hace algunos años viajé a Boston, para asistir a un congreso. La noche antes del viaje, mientras empacaba me conecté a la Internet, me enteré de que aunque ya era casi abril, un fuerte sistema invernal bajaría del norte hacia esa zona. Para una jibarita del trópico aquella temperatura era demasiado… Así que empaque cuanto abrigo tenía y mis botas para el frío; parecía una ezquimal...
    El vuelo era directo a Boston y salía bien temprano en la mañana. Llegué al aeropuerto como a las seis de la mañana. Aquí en Puerto Rico, la temperatura era fresca y deliciosa. Pero al hacer la fila para abordar el avión, allí justo frente a mí, estaba esta pareja de norteamericanos con sandalias, pantalones cortos, gafas de sol y livianas playeras de algodón con vistosos diseños tropicales… Al verles me preguntó:
   - “¿De dónde salieron estos dos lunáticos? ¿Sabrán que en Boston, está lloviendo hielo, con temperaturas por debajo de los 30 grados? ¿Sabrán que esas sandalias y esas playeras no les protegerán nada del frio allá?
    Realmente aquella pareja no estaban preparados para el viaje. ¡Uno se encuentra cada loco en el camino! Pero, pensándolo bien quizás la pareja iban a Boston sólo para hacer escala, y tomarían otro avión hacia un estado más templado… O tal vez, sus hijos o algunos amigos le llevarían abrigos y ropa adecuada al aeropuerto… De todas formas, para ellos la situación todavía tenía remedio
     Mientras estaba sentada en el avión, no pude hacer otra cosa que pensar que aunque para aquellos viajeros la situación tenía remedio, ese día muchos tomarían el tren de la eternidad sin estar preparados para ello. La mayoría de los que murieran en ese día han vivido sus vidas sin preocuparse por prepararse para el viaje más largo y seguro que tienen en la vida: la muerte. La Escritura dice que después de la muerte no hay retorno ni remedio ni “tío sácame del río”: si nos fuimos sin el boleto de entrada al cielo; esto es, sin Jesucristo como nuestro Salvador y Señor, nadie podrá sacarnos de pena y llevarnos a descansar  
    ¿Se acuerdan del hombre rico de la parábola de Jesús en Lucas 12:16-32? ¡Ups! Había vivido una vida cómoda, holgada, sin preocupaciones; nunca se molestó por ayudar a Lázaro, aquel llagoso y sucio mendigo que pedía migajas en la entrada de su casa… “¡Soy muy importante para perder su tiempo con ese holgazán!” –pensaba para sus adentros.  Pero como a todos, al hombre rico, también le llegó la muerte; sin esperarlo, sin prepararse… Enteramente enfocado extender su imperio, en multiplicar sus riquezas, no oyó la voz del Eterno y Soberano Dios que le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”.  Neciamente, el hombre rico pensaba que nunca moriría… que todo seguiría igual…que aquel inútil mendigo podía padecer y sufrir, pero al ni a él ni al resto de sus hermanos nunca le llegaría el sufrimiento… Pero se llevó la sorpresa de su vida, el ángel de la muerte vino a buscarlo… Y allí en la dimensión de lo eterno, no había privilegios ni comodidades ni excusas ni orgullos... Llegó al infierno y no estaba preparado para esa realidad… El calor era tan grande que hubiese anhelado que las sucias y llagosas manos del mendigo hubiesen tomado un poco de agua para saciarle en algo, su enorme sed… Pero ni eso era posible… ¡No! Ciertamente ese hombre no se preparó adecuadamente para su viaje eterno…  
    Pero, ¿saben una cosa? Jesús dijo que  aquel hombre y a sus hermanos se le habían dado la oportunidad de prepararse adecuadamente para el viaje. Dios se había preocupado de poner un enorme  letrero frente a ellos que les gritaba: “La vida es mucho más que el vestido y que el alimento…, es mucho más que títulos y posiciones sociales… De nada de valdrá el afán, el desvelo y el exceso de trabajo…  Quieras reconocerlo o no, la vida es eterna y tendrás que dar cuenta por lo que hiciste en ella y con ella delante del que te creó…”.
     Yo no sé si tú estás preparado o no para ese viaje… Quizás ni siquiera se te ocurre pensar en ello… Quizás estás pensando como pensaban miles de las personas que murieron en el terremoto de Haití o en el terremoto y el tsunami de Japón:
- “Tengo muchos años por delante, soy joven y fuerte… La vida me sonríe… Mañana tengo que hacer esto o aquello… Y el año que viene haré esto y lo otro”. Pero se equivocaron, en menos de 5 minutos la vida y las circunstancias cambiaron…
    La Escritura dice con mucha razón que nuestra vida aquí en la tierra es como un soplo… hoy es y mañana no es… Hoy es día de prepararse para el viaje a la eternidad… Hay un solo camino, un solo boleto y una sola puerta: Jesucristo. ¡No hay otra! ¡Entremos por ella hoy!
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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