Un pensamiento devocional

jueves, 28 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”-  Colosenses 3:15
¿Sabes quién fue Rudyard Kipling? Fue un escritor inglés nacido en Bombay, India en el 1865 (murió en el 1936). Escribía cuentos para niños. Entre los más famosos encontramos: “El libro de la jungla”, “Señor valeroso” y “Cómo el tigre adquirió sus manchas”. Sus libros no sólo lo hicieron famoso sino que también lo hicieron multimillonario. En cierta ocasión un reportero de un importante diario inglés, se acercó a Kipling y le dijo:
- “Mr. Kipling, acabo de leer en una revista un calculo que alguien hizo acerca de sus riquezas. El autor del escrito decía que usted se ha ganado cien dólares por cada palabra que ha escrito.
   Con cierta petulancia, el reportero, metió su mano en un bolsillo de su pantalón, sacó un billete de cien dólares, lo extendió hacia Kipling mientras le decía:
 - “Aquí tiene Sr. Kipling, un billete de cien dólares; ahora deme una de sus costosas palabras…”.
    Kipling, miró el billete, lo tomó, lo guardó en uno de sus bolsillos, se levantó y le dijo al reportero:
- “¡Gracias!” – mientras salía del lugar. 
Tonto…, ¿verdad?
    Yo estoy segura que al reportero aquella palabra no le pareció valiosa… ¿Pagar cien dólares por un simple “gracias”?. Aunque el reportero no la pudo apreciar, la verdad es que la palabra gracias es quizás una de las palabras más valiosas de todo el vocabulario. Aunque en español consta de tan sólo cinco letras, su implicación es mucho más poderosa que más elocuente discurso. Cuando esta pequeña palabra está ausente de nuestro vocabulario, todas nuestras relaciones interpersonales sufren.
   Cuando no somos agradecidos con Dios, con nuestros padres, con nuestros esposo/sas, con los hijos o hermanos o compañeros de trabajo, con la gente que nos sirve en el correo, en el banco, en el supermercado los estamos haciendo menos que nosotros, los ignoramos, no los recompensamos por sus actos de bendición inmerecida hacia nosotros.
   ¡Sed agradecidos es un mandato bíblico!- 1 Tesalonicenses 5:18 Lamentablemente, como el día de las madres o el día de los padres o el día de la secretaria, etc. hemos hecho de la gratitud una festividad una vez al año; lo hemos dejado para un solo día… “el día de acción de gracias”. Y ni siquiera ese día, porque Satanás ha sido tan astuto que ha desviado nuestra atención hacia el pavo, logrando que nos olvidemos de su verdadera esencia. Yo no entiendo por qué tenemos que hacer un día para hacer lo que es nuestra responsabilidad hacer siempre. ¿Saben por qué? Porque somos tan egoístas que damos por sentado que es el deber de esta gente servirnos; pero no es así; nosotros no merecemos nada.
   Por lo tanto, hoy es un buen día para estar conscientes y ser agradecidos por el servicio más nimio que cualquiera pueda darnos.
   Yo decidí comenzar el día dándole gracias a Dios por todo lo que soy y me ha dado; por Su amor, por Sus cuidados y hasta por Su disciplina. Pero también decidí levantarme a darle gracias a los hombres que viene a recoger la basura, al cartero que me traerá las cartas, al policía que me ayudará  a cruzar la calle, y hasta al peatón que pasó a mi lado y me sonreirá. ¡Ups!, por poco se me olvida… ¡Yo decido ser agradecida por todos ustedes que con paciencia leen lo que escribo!  
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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