Un pensamiento devocional

lunes, 25 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

   Escuche un proverbio chino que decía: “Si quieres plantar para un año… siembra granos. Si quiere plantar para una década… siembra árboles. Pero si quieres plantar para centurias… siembra gente”. ¿Sembrar gente? ¿Cómo se siembra gente? Sencillo, Mr. Watson: educándola.
Esa es la forma bíblica…
    Viendo todas las películas supuestamente bíblicas que presentaron el pasado fin de semana en las cadenas televisivas de mi isla, me di cuenta de que la gran mayoría de ellas utilizan algo del relato bíblico y le añaden fantasías y parlamentos y personajes que no están en el relato bíblico. Ciertamente, esas películas no son un buen instrumento de enseñanza para nosotros y nuestros hijos y nietos. ¿Cuál ha sido el problema? Que la familia y la Iglesia le ha dejado al mundo (al Gobierno Civil o a Hollywood) la responsabilidad que por creación Dios le ha dado de formar, enseñar, educar, dirigir y gobernar a los hijos. Y tú me dirás: “ Mi congregación tiene una Escuela Bíblica Dominical para niños…”
    Pensando en eso, me acordé de una historia que leí en algún lugar que no recuerdo hace mucho tiempo: “Una maestra de escuela bíblica quiso evaluar su efectividad en la enseñanza; así que hizo un examen oral. Habían estado estudiando la historia de la malvada Jezabel, la esposa de rey Acab. La maestra preguntó:
-“¿Alguno puede relatarme la forma en la que Jezabel murió?”.
    Un jovencito muy alegre y seguro de sí mismo, levantó la mano con insistencia, pidiendo permiso para contestar la pregunta. La maestra le dio el permiso y el niño dijo:
- “Yo sé un tipo pasó la puerta de la ciudad y le dio orden a dos personas que ya él había contratado para que la mataran… Les grito: ¡Tírenla por el balcón!. Y ellos la tiraron. Y les volvió a decir: ¡Tírenla de nuevo!… Y ellos volvieron a tirarla y así lo hicieron siete veces. Al final ella murió. Entonces recogieron sus restos en siete cestas”.
    ¿No les parece increíble? Ese niño mezcló la historia de Jezabel- la que ciertamente fue tirada una vez por el balcón del palacio, por sus propios eunucos (los cuales no habían sido previamente contratados); con el relato de Naaman- que se sumergió 7 veces en el río Jordán para limpiar su lepra; y con el relato de las siete sestas llenas de pedazos que resultaron de la multiplicación de los panes y los peces por Jesús. Las estadísticas demuestran que los esfuerzos que la Iglesia hace para educar a los niños a través cuentecitos no son efectivos; porque se ha demostrado estadísticamente que el 90% de los niños que asisten a nuestras Escuelas Bíblicas nunca llegan a comprometerse con el Señor o con la iglesia. ¡Ups! Fuerte…
    Yo no sé de donde sacamos ese concepto de enseñar a los niños con cuentecitos… Quizás de Disney…  Lo que sí sé es que no lo sacamos de la Biblia, porque la Biblia nos recomienda otra estrategia.
    En Deuteronomio 4 y 11el Espíritu Santo nos dice:
·       Que la enseñanza de las generaciones que se levantan debe ser realizada por la familia; que los padres y los abuelos son los responsables de enseñar a las generaciones que se levantan, no la Iglesia. ¡Ups! Eso está en contra de todo nuestro andamiaje. Pero si vemos la historia de Jesús, a los doce años, Jesús sabía tanto de la Ley que pudo dejar boquiabiertos a los doctores de la Ley. ¿De dónde sacó todo ese conocimiento? De José y María – Lucas 2:46-47.
·       Que antes de enseñar a su familia, los padres y los abuelos deben asegurarse de conocer al dedillo y practicar al detalle lo que la Palabra establece. Es por el modelaje y el ejemplo y no por la doctrina que los niños aprende.
·       Que la familia debe asegurarse que a esa Palabra no se le añada ni se le quite nada. Como vimos, los cuentecitos le añaden y le quitan. Jesús lo diría de esta forma: “ni una j ni una tilde”. Los niños deben aprender a leer la Escritura toda. Eso fue lo que provocó la gran reforma de Nehemías, la Escritura fue leída delante de todo el pueblo y eso incluía a los niños- (Nehemías 8)
·       Que esa enseñanza se debe hacerse de forma intencional, formal e informal; mientras comen, mientras se sientan en la casa o camina por el campo; mientras trabajan, mientras se acuestan o se levantan.
·       Que esa Palabra debe estar escrita en las paredes de la casa, de esa forma será estará a vista de todos, todo el tiempo.
   Hoy es un buen día para comprometernos con las generaciones que se levantan. ¡Hagámoslo!
Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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