Un pensamiento devocional

viernes, 22 de abril de 2011

Un pensamiento devocional...

Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé.”- Ezequiel 22:30
   La escritura está repleta de las historias de los hombres y las mujeres llamados por Dios; muchos de ellos desde el vientre de sus madres. Fueron llamados para que por la fe conquistaran reinos, hicieron justicia, obtuvieran promesas, cerraran bocas de leones,  apagaran la violencia de los fuegos, escaparan del filo de la espada; en su débiles, se hicieran fuertes, para que fueran poderosos en la guerra, pusieran en fuga a ejércitos extranjeros. Para que las mujeres recibieran a sus muertos mediante la resurrección; y para que otros fueran torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.- Hebreos 11:33- 35.
  El principio es este: El plan de redención de Dios para el hombre siempre ha involucrado el llamamiento de hombres y mujeres para que les ayudaran en esa enorme empresa. Veamos:
-        Cuando Dios quiso preservar parte de la creación, porque el hombre se había corrompido a tal extremos, que era necesario destruirlos por medio de la inundación de muchas aguas, encontró a un hombre justo y le dio esa encomienda; llamó a Noé.
-        Cuando Dios quiso formar una nación para Él, una nación que le sirviera de ejemplo al resto de las naciones del mundo, fue a Ur de los caldeos a llamar a  un hombre del que Él estaba seguro que mandaría a su descendencia después de él a guardar Su pacto; llamó a Abraham.
-        Cuando la descendencia de Abraham estaba en peligro de morir por el hambre, Dios llamó a un jovencito, llamado José… y lo envió a Egipto delante de ellos para que les abriera el camino.
-        Cientos de años después, cuando los descendientes de Abraham estaban siendo esclavizados en Egipto, Dios preparó el trazo para que uno de los descendientes de Abraham, Moisés fuese criado y enseñado en el propio palacio del Faraón, en toda la ciencia y las artes de administración que necesitaba para libertar a sus hermanos.
-        Cuarenta años más tarde, cuando Moisés y toda esa generación ya había muerto; Dios llamó a Josué para entrar al pueblo de Israel a la tierra prometida.
-        Tiempo después, cuando el pueblo estaba acomodado disfrutando de la tierra que fluía leche y miel, alejados de Dios y de su Palabra… el enemigo aprovechó la puerta que su pecado había abierto; y como siempre, entró a robar, hurtar, matar y destruir a través de aquellas tribus, que por desobediencia ellos habían dejado en la tierra. Entonces, claman a Dios y cíclicamente Dios va llamando hombres y mujeres para que los libertarían de sus enemigos: Sansón, Gedeón, Débora…
-        Siglos más tarde, cuando necesito un hombre con un corazón semejante al suyo, para que reinara en Su lugar delante del pueblo  Dios saca de entre las apestosas ovejas de su padre, a un jovencito llamado David.
-        Después de la muerte de David, cuando decide que es tiempo volver a habitar entre el pueblo en un templo hecho de manos, Dios levanta a uno de los hijos de David, llamado Salomón.
-        El pueblo volvió a olvidar a Dios y Su Palabra; Dios necesitó profetas valientes que le profetizaran a aquel pueblo idólatra; entonces, llamó a Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, y muchos otros profetas
-        Por más de cuatrocientos años Dios estuvo callado, todo daba a entender, que Dios había abandonado al pueblo… Pero no era así… Sin previo aviso, Dios llamó a una joven mujer, llamada María para que le prestara su vientre para cargar y traer al mundo a Su Hijo Unigénito, Jesús, el Salvador.
-        Así llamó a Juan el Bautista, a Pedro, a Juan, a Pablo, a Esteban, Bernabé, Timoteo y a todos los otros…
   Como hemos visto, Desde Génesis hasta Apocalipsis, el método de Dios para llamar a sus siervos, ha sido siempre el mismo: Dios  llama de forma individual, uno a la vez. De esa misma forma te llama a ti y me llama a mí: solos, uno a la vez.
Edward Everett Hale lo dijo de esta forma:
- “Yo soy sólo uno, pero soy uno. Yo no puedo hacerlo todo, pero puedo hacer algo. Por el hecho de que yo no puedo hacerlo todo, no me rehusaré a hacer lo que sí pueda hacer
    Otro principio del que tenemos que agarrarnos, es el hecho de que Dios siempre nos llama para realizar aquello para lo cual ya nos ha capacitado, desde que estábamos en el vientre de nuestra madre y a través de las circunstancias, la Palabra y del Espíritu Santo. Seremos responsable delante de Dios de cumplir solamente aquello para lo que hemos sido llamados y equipados.
   Sencillo, todos hemos sido llamados y todos ya estamos equipados para realizar ese llamado… Pero Dios nunca nos obligará a levantarnos, es nuestra responsabilidad levantarnos y realizar con pasión y perseverancia aquel trabajo, grande o pequeño, que traerá gloria a Su nombre y establecerá una parte importante del Reino. Yo me he levantado, he decidido hacer todo aquello que Dios me dé a hacer, todo lo que esté a mi alcance… Y tú, ¿qué harás con el llamado?
   Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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