Un pensamiento devocional

miércoles, 2 de marzo de 2011

Un pensamiento devocional...

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo,”- Salmo 42:9.
    Ayer hablamos de lo que era estar poseído por los demonios y mencionamos algunas de sus características. Hoy hablaré de lo que implica estar oprimido o influenciado por demonios. El principio es que Jesucristo vino a darnos vida y vida en abundancia; que ese derecho ya es nuestro por Él; pero que el enemigo y sus agentes trata de engañarnos por medio del desconocimiento, el descuido, el entretenimiento, el gusto por las obras de la carne y por el engaño de las riquezas, los falsos maestros y las falsas doctrinas, el engrosamiento del corazón y/o la ceguera espiritual para que nosotros les permitamos entrar a nuestras vidas a roñarnos, hurtarnos, matarnos y destruirnos- Juan 10:10; Mateo 13:10-30. Para lograrnos, Satanás anda alrededor de nosotros como león rugiente, con maquinaciones para aprovecharse de cualquier descuido y entrar – 1 Pedro 5:8-9. Para eso, usa dos estrategias: la opresión y la influencia.
·       La opresión implica que se está agobiado,  apretado  o  asfixiado por el enemigo desde afuera. Esa acción del enemigo es rechazada por el oprimido. En el Salmo 42:9, los hijos de Coré, los adoradores oficiales en el templo, le dicen a Dios que no tienen razón para andar enlutados por la opresión del enemigo, si Dios es su Roca, su fortaleza. En esos versos vemos que un creyente puede ser apretado, agobiado por circunstancias y problemas que el enemigo levanta. Jesús murió y resucitó para que nosotros no fuéramos oprimidos por el diablo y sus agentes; tenemos el derecho a ordenarle al diablo que cese la opresión. Pero muchas veces, los creyentes permiten que el enemigo los presione, los oprima porque no tienen el conocimiento de lo que son en Cristo. El enemigo es un ladrón agazapado que busca a quien devorar, destruir y la Escritura dice que el pueblo fue destruido, porque le falto conocimiento – Oseas 4:6. Cuando el pueblo no tiene conocimiento de lo que es ni de la herencia y el poder de Su Resurrección a la que tiene acceso y derecho, le permite al enemigo que lo opresiones por medio de la aceptación. Es muy común oír a creyentes empobrecidos, enfermados y oprimidos por el enemigo, declarar: “Aquí estoy, como Dios quiere…”. ¡Ups! Con esa afirmación están proclamando que Dios es el que los mantiene en esa situación de opresión. Esa declaración es una ofensa al Nombre, a la reputación de nuestro Rey, del Eterno y Buen Padre que tenemos. Así que para evitar que el enemigo nos oprima es necesario adquirir conocimiento de la Palabra de Dios- Salmo 119:9-16. Pero debemos entender, que tener el conocimiento no es suficiente por sí mismo; el conocimiento adquirido tiene que ser aplicado. Para evitar que el enemigo nos oprima tenemos que ser hacedores de la Palabra- Santiago 1:22.     
·       En cambio, cuando un individuo está influenciado por el enemigo, implica mucho más; porque implica que el enemigo le ha sugerido emociones, pensamientos, actitudes, palabras y acciones a una persona, y él o ella las ha aceptado y las ha ejecutado. En ese sentido el influenciado, por su propia voluntad, decide obedecer el plan que el enemigo ha hecho para su vida; rechazando, de forma voluntaria a la vez, el plan o el diseño que el Creador ha hecho para él o ella. ¿Cómo nos influencia el enemigo? ¡Ja! Mejor preguntar ¿cómo no nos influencia el enemigo? El enemigo usa todos nuestros sentidos: el gusto, el tacto, el oído, la visión para influenciarnos. Nos influencia a través de la educación secular en las escuelas y principalmente en la Universidades; nos influencia a través de la radio, la prensa, la televisión, la música, la Internet, etc.  
       Por lo tanto, hoy es necesario que nos alertemos, que le pidamos al Espíritu Santo que nos muestre cualquier influencia u opresión  las áreas en las que el enemigo nos puede oprimir o influenciar. Levantémonos a rechazar toda opresión y toda influencia del enemigo a través del conocimiento y la ejecución de la Palabra de Dios.
Continuamos mañana…
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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