Un pensamiento devocional

martes, 29 de marzo de 2011

Un pensamiento devocional...

Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.”- Mateo 6:21; Lucas 12:34
   La mayoría de los ministerios cristianos internacionales que conozco están pasando por duros momentos de escasés económica. La gente ha dejado de ofrendar. La verdad es que la situación económica mundial les ha hecho pensar que dejar de ofrendar y diezmar es una alternativa.
   Eso pensaron Jeff y Julie, dos activos miembros de la congregación “Christian Community” en Napeville, Illinois USA, después su negocio se fuera a la quiebra. Habían quedado sin empleo y con una deuda de $140,000.00 adicionales a los gastos ordinarios de la vida. Jeff consiguió un trabajo que apenas le daba para subsistir.
   El pastor de la congregación, comenzó una serie de enseñanzas acerca de la necesidad de hacer un serio compromiso financiero con el Reino. El principio enseñado era: “La forma en la que inviertes tu dinero declara el reino al que perteneces”. Después de varios domingos, Jeff y Julie se sintieron incómodos y ofendidos:
- “¿Cómo es posible que el pastor los estuviera presionando de aquella forma? ¿No se daba cuenta de que ellos no podían diezmar porque el dinero que recibían apenas les daba para comer? ¿Qué quería el pastor, que cuando Jeff cobrara sacara el 10% de su paga y después se sentaran en la sala de su casa a esperar que Dios les trajera comida para sus hijos?”
  Molestos, decidieron ir a hablar con el pastor; de esa forma podrían explicarle la razón por la cual ellos no podían comprometerse financieramente con el Reino de Dios. El pastor volvió a explicarles los principios que había enseñado; les hizo entender que ellos tenían todo el derecho a manejar el dinero que ganaban como quisieran; pero que la forma en la que lo hicieran traería consecuencias naturales. Si decidían no obedecer a Dios y quedarse con todo el dinero para administrarlo según su mejor criterio, Dios los seguiría amando pero no podría bendecirlos porque no estaban creyendo y obedeciendo Su Palabra. Por el contrario, si obedecían el mandato bíblico, Dios estaba comprometido en añadirles todo lo que Él les había prometido.
   Jeff y Julie decidieron aceptar el reto, aunque no estaban muy convencidos. Así que sacaron el diezmo de la paga de su escaso sueldo y lo llevaron a la iglesia el próximo domingo. El lunes siguiente Jeff y su hermano vieron un anuncio donde una compañía solicitaba carpinteros. Decidieron unirse y hacer una compañía de carpintería y solicitar trabajo. Después de incorporar la compañía, Jeff y su hermano fueron a solicitar trabajo en aquella ofrecido en el cartel. Allí se enteraron que la compañía tenía planes de construir toda una urbanización en aquella comunidad. De allí salieron con un contrato para hacer una casa, que luego se convirtió en 20 casas y en 12 meses de trabajo continuo y sueldo sustancioso.
    Al terminar el año, Jeff y Julie se dieron cuenta de que Dios les había premiado su fe; y les estaba demostrando que la ley de la siembra y la cosecha es verdadera y muy efectiva. Así que decidieron que en el año que se aproximaba, en vez de dar el diez por ciento de sus ingresos al Reino de Dios, darían el quince porciento de todo lo que Dios les proveyera.
    Ese año siguiente, a través de eventos prodigiosos y providentes, Dios permitió que Jeff y Julie pudieran comprar su propia residencia. En dos años pasaron de ser inquilinos a propietarios. Y no sólo eso, de propietarios a arrendatarios; porque la casa que Dios le proveyó a Jeff y a Julie, tenía dos apartamentos aledaños; los cuales después de alquilados, les permitió tener un ingreso extra, el cual permitía a Julie se quedar en la casa para cuidar de sus pequeños- (tomado de Christianity Today/12/2004)
   Los creyentes piensan que en la iglesia no se debe hablar de dinero. Nosotros oímos hablar de dinero en todos sitios y no nos ofendemos, pero si en la iglesia se habla de dinero nos ofendemos.  Sin embargo, Jesús habló más de dinero que de oración o de ayuno. La Escritura nos promete que al ser fieles con nuestros diezmos y nuestras ofrendas las ventanas de los cielos se abrirán a nuestro favor.
   Sencillo, Dios está comprometido con su Palabra; si le creemos y le obedecemos, Él abrirá las ventanas de los cielos a nuestro favor….
Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto--dice el Señor de los ejércitos-- si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde. Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo; ni vuestra vid en el campo será estéril--dice el Señor de los ejércitos. Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, porque seréis una tierra de delicias--dice el Señor de los ejércitos.”- Malaquías 3:7-12
Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; Entonces tus graneros se llenarán con abundancia Y tus lagares rebosarán de vino nuevo.”; “Hay quien reparte, y le es añadido más, y hay quien retiene lo que es justo, sólo para venir a menos. El alma generosa será prosperada, y el que riega será también regado.”- Proverbios 3:9-10; 11:24-25.
Por: Griselle M. Trujillo  gtrujillo913@gmail.com

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