Un pensamiento devocional

martes, 22 de marzo de 2011

Un pensamiento devocional...

… Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. 1 Corintios 1:27-31.
    Debemos vivir nuestra vida como si cada día fuese el último de nuestra vida. ¿Cómo viven los hombres y las mujeres de valor el último día de sus vidas? Como lo vivió Jesús: enfocado en la meta, caminando con intensidad y pasión, de forma sacrificada, sencilla y feliz. Invirtiendo hasta el último los muchos talentos que tenía en la vida de otros, hasta el último minuto de su vida. Servir a otros con pasión y amor.
   Este  lo demuestra:
Carmita Torres es una mujer puertorriqueña que acepto a Jesús como su Salvador en una congregación hispana en Nueva York. Después de su conversión, una pasión por servir a otros lleno todo su ser. Así que fue a preguntarle al pastor, como podía servir a otros en el Nombre de Jesús y de la Iglesia. El pastor hizo una responsable evaluación de los dones y los talentos de la mujer y encontró que ella no tenía mucha escolaridad, y que tampoco hablaba inglés; pero que tenía un encanto especial para tratar a los niños. Por eso el pastor puso a la disposición de Carmita uno de los autobuses de la iglesia con un conductor, para que ella fuera por el barrio puertorriqueño a recoger niños para llevarlos a una Escuelita Bíblica, los sábados en la mañana. Carmita acepto gustosa y comenzó a trabajar… Su trabajo y su pasión lograron que 45 niños del barrio vinieran cada semana a la iglesia.
Carmita tenía cepillos y toallas humedecidas para asear a los niños mientras iban por el camino a la iglesia… Además les daba una meriendita costeada y preparada por ella misma. Carmita iba niño por niños, aseándolo y diciéndole que ella los amaba y que Jesús les amaba.
Uno de esos niños se llamaba Joselito. Era un niño muy extraño; nunca pronunciaba palabra y nunca jugaba con los demás niños. Carmita le tomó un cariño especial…Había algo en aquel niño que le hacía protegerlo y mimarlo más que a los demás. Todas los sábados Carmita sentaba al niño en sus faldas y lo abrazaba mientras le decía: “Joselito, yo te amo y Jesús te ama. No lo olvides
Después de varios meses, una mañana gloriosa, Carmita oyó al niño contestarle: “Yo también te amo; y también amo a Jesús.” A Carmita le pareció que aquella vocecita había sido producida por miles de ángeles cantando… Pero esas fueron las últimas palabras que Carmita le oyó decir a aquel hermoso niño… Por la tarde, a las 6:30 de aquel sábado, la madre de aquel niño lo golpeo y lo golpeo hasta dejarlo muerto…
Pero Carmita sabía que con sus pocas habilidades y talentos, había logrado que aquel niño encontrara a Jesús como su Salvador personal. Nada más importaba…
    Yo no sé cuántas excusas pones diariamente para no ir al mundo a amarles en el Nombre de Jesús. Pero, ¿sabes algo? Tus excusas no son aceptadas… Porque Dios no espera que seas capaz, Dios espera que seas obediente y le permitas a Él hacer el resto. Dios puede usar tus pocos o muchos talentos para demostrarle a los “Joselitos” del mundo que en Jesús hay Salvación. Lo único que tienes que hacer es aceptar la invitación, levantarte y permitirle a Dios que haga el resto. 
Por: Griselle M. Trujillo   gtrujillo913@gmail.com

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