Un pensamiento devocional

martes, 15 de marzo de 2011

Un pensamiento devocional...

En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas (tentaciones), para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo”- 1 Pedro 1:6-7.
    Ser agradecido en todo es un mandato bíblico – 1 Ts. 5:18. Para poder ser agradecido en todo y a pesar de todo, es necesario que tengamos una cosmovisión correcta acerca de los tiempos de dificultad. Aquellos a los que llamamos “tiempos malos”, no son otra cosa que tiempos de refinamiento del carácter y preparación para las promociones futuras. No es un pensamiento masoquista, es un principio bíblico: los tiempos malos preparan nuestro carácter para parir la próxima cosecha, para sostenernos en humildad en la próxima gloria a la que Dios nos promosiona.
     Hace algún tiempo leí en el libro “Momentos que definen la vida”, de Emery White, la siguiente historia que me parece nos explica el principio:
      Era un pequeño pobladito alemán que había pasado por varios años de malas cosechas. La gente del pueblo se resumió para decidir lo que harían. Decidieron orar pidiéndole a Dios que les diera una buena cosecha el año próximo… Oraron diciendo:
    -Señor, llevamos varios años sin buenas cosechas; por eso te pedimos que nos concedas lo que te pidamos. Déjanos planificar el próximo año por nosotros mismo
     El Señor les dijo:
    - “Bueno, no me parece que sea buena idea. Pero si ustedes insisten, les permitiré planificar por ustedes mismos lo que sucederá el próximo año. Les concederé todo lo que me pidan”.
    Inmediatamente pusieron su plan maestro en acción. Según consideraban prudente, le iban pidiendo al Señor aquello que ellos pensaban necesitar para tener una buena cosecha…
Pidieron lluvia, y Dios les concedió la lluvia temprana y tardía. Le pidieron sol, y Dios les dio la luz y el calor del sol que necesitaron. Las plantas de maíz y de cebada crecieron hermosas, robusta… Todo parecía indicar que aquella sería la mejor cosecha de la historia. Se podía decir que aquellos campesinos alemanes sabían más de cosecha que el propio Dios…
    Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha descubrieron que aunque las plantas de maíz y de cebada eran altas, verdes y hermosas no produjeron fruto. Enojados, el pueblo volvió a Dios a protestar:
    - Nos fallaste Dios, te pedimos lluvia y sol y nos los diste… pero no nos has dado la cosecha, las plantas son hermosas pero estériles.
    Después de un embarazoso silencio, el  pueblito alemán oyó la voz suave de Dios que les contestó, diciendo:
    - Hijos míos, ustedes me pidieron que les permitiera planificar la cosecha de este año por ustedes mismos, y Yo los complací. Me pidieron lluvia, se las di… Me pidieron sol, se los di… Les concedí cada petición que hicieron… Pero ustedes nunca me pidieron que les enviara el severo viento del norte… Sin el viento del norte no hay polinización; y sin polinización, no hay cosecha… (- páginas 106-107)
   No seamos tontos, no reneguemos de esos tiempos de desiertos… Aprendamos que sin problemas o dificultades la vida es infructuosa. Por eso, levantémonos hoy a adorar a nuestro amado Señor en medio de todo y a pesar de todo…

Por: Griselle M. Trujillo  gtrujillo913@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario